Ayudas acopladas al olivar

Era una noticia muy esperada por los olivareros jiennenses, porque no es lo mismo recoger aceituna y cuidar un olivar con un terreno llano y de fácil acceso que hacerlo en una tierra con una pronunciada pendiente y con dificultades para entrar. Esa era, es y será el principal caballo de batalla de una provincia que tiene que defender con uñas y dientes un reparto justo y equitativo de las subvenciones que llegan de Europa en forma de sostén de la economía de miles de familias. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, anunció el miércoles en el municipio cordobés de Montoro que el olivar tradicional contará con una ayuda acoplada en la nueva Política Agrícola Común, que se negocia con la Comisión Europea, y que estará vinculada a determinadas condiciones de producción. Se trata, sin lugar a dudas, de una buena solución para atender las necesidades particulares de este tipo de cultivo, porque encaja con los nuevos reglamentos europeos y permite su concesión de manera directa al agricultor, de tal forma que se reducen las cargas administrativas. Hay que tener en cuenta los costes que tiene que soportar el olivarero jiennense para producir aceituna, por lo que la introducción de las ayudas acopladas significa que quienes estaban dispuestos a abandonar el olivar en sus pueblos y emigrar a otro lugar en busca de trabajo, ya no tendrán motivo para hacerlo. El Gobierno responde, de esta forma, a una reivindicación histórica que es digna de aplaudir, tanto por el esfuerzo que ha supuesto para los agricultores, como por la estrategia impulsada por el Ministerio de Agricultura para conseguir un propósito cuando hay tantas comunidades en el reparto.