Ataque a la democracia

    08 ene 2021 / 20:47 H.
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    Representantes de la soberanía nacional de Estados Unidos celebraban en el Capitolio una sesión de certificación de los resultados electorales que propiciaron un importante vuelco cuando se produjo un ataque a la democracia jamás visto. Manifestantes partidarios del hasta ahora presidente, alentados por el propio Donald Trump, irrumpieron en el edificio para escenificar el resultado de muchos años de esfuerzo por fomentar la polarización en una sociedad que se había ganado a pulso ser la mayor potencia mundial del último siglo. El país entero asistía al escrutinio que se desarrollaba en el Estado de Georgia para adjudicar dos decisivos escaños en el Senado. El primero ya había caído del lado demócrata y el segundo iba por el mismo camino por diferencias mínimas cuando se produjo el asalto. Fue adjudicado unas dos horas después, abriendo el escenario a un profundo cambio político en el país que otorga a los demócratas la mayoría en ambas Cámaras. No es normal que un lugar tan sumamente protegido estuviera exento de seguridad en un momento de especial importancia para la historia de Estados Unidos y tampoco es normal que un presidente pida calma ante lo ocurrido y, sin embargo, no condene el ataque. El problema no está solo en quienes protagonizaron tan terribles escenas, sino en esas miles de personas que, sin llegar a tal extremo, tienen en su ideario una pérdida de fe en la democracia por culpa de la irresponsabilidad de Donald Trump. El daño es tan grande que Joe Biden tiene una tarea ardua para conseguir la reconstrucción nacional y la unidad de sus ciudadanos en un mandato que no será coser y cantar. La explosión de la tensión política vivida tiene que terminar.

    Editorial