Aprovecharse del dolor ajeno
La crónica de sucesos y tribunales trae con cierta frecuencia a las páginas del periódico la acción de delincuentes que se aprovechan del dolor y la desesperación ajenas para sacar el máximo partido. Desde quienes, hanciéndose pasar por lo que no son, venden carísimas pócimas milagrosas con las que aseguran estar dispuestos a resucitar a desahuciados, a quienes por poco más que cortar las unas de los pies cobran a personas mayores un dineral como si se trataran de reputados podólogos. Esta misma semana se ha conocido la supuesta estafa a través de la que decenas de jiennenses en situación de desempleo pagaron 85 euros por adelantado con la aspiración de encontrar un puesto de trabajo en la vendimia, concretamente en Montpellier. Para muchas familias, el emigrar a Francia supone poner encadenar varias campañas de recolección y garantizarse los ingresos hasta el comienzo de la recogida de la aceituna. Hay familias en las que todos sus miembros encuentran en el país vecino la oportunidad para aliviar su compleja situación económica en una provincia en la que, desafortunadamente, no sobran las oportunidades laborales y la que más de 52.000 personas —según los datos del pasado mes de agosto—. Por esto motivo, sorprende la capacidad de algunos desalmados de jugar con las ilusiones y las esperanzas de quienes solos buscan ganarse el sustento y el de los suyos con unos meses de trabajo en el país galo. No solo hay jiennenses afectados, sino que también se están formalizando denuncias provenientes de otras provincias. Ojalá la investigación dé con el responsable de un acto delictivo de tanta bajeza moral y que tanto daño ha hecho a quienes solo querían trabajar.