Un Reino por un barco mal “amarrado”
La Armada gastará 1,8 millones en el nuevo barco de regatas del Rey” el 31 de agosto. “El PNV pregunta al Gobierno sobre el barco que Felipe VI estrenará en Palma en 2024” el 4 de septiembre. “Sánchez frena la compra de un nuevo velero de regatas para el Rey” el 6 de septiembre. Tales entrecomillados son los titulares que fueron apareciendo en esas tres portadas de la edición en papel del Diario de Mallorca. El que incluye al PNV a cuatro columnas. Otros medios también se han hecho eco, con las excepciones de rigor. Como siempre que se habla del rey reinante para mal y con pruebas. No conociéndose ningún desmentido, doy por descontadas dos cosas. Por una parte, la conformidad con la decisión de Sánchez de los grupos que apoyarán su investidura en caso de que fracase la de Feijóo. Por otra, que el rey está implicado y conforme con la adquisición de un barco para su disfrute que, ni piensa pagarlo con su dinero, ni figura en el presupuesto conocido de la Casa Real, ni mucho menos es un regalo de su padre gracias al dinero que tiene guardado dentro o fuera de España y con el que, suponemos, está pagando las minutas de los caros abogados ingleses que le defienden de su ex Corinna. Lo digo porque solo falta que un día nos enteremos de que este gasto envenenado, el de los juicios del padre de Felipe VI, también sale de nuestros fondos reservados. Transcurrido un plazo suficiente desde las noticias del barco y a la vista de las evidencias, me vienen a la cabeza dos preguntas, por si me he perdido algo. ¿Ha escuchado usted alguna voz, desde la del Felipe González que tanto le debe al Juan Carlos I que intrigó sin parar hasta acabar con Adolfo Suárez y que tan activo está, él y también los suyos del PSOE más corrupto, contra la amnistía, hasta la de Abascal, la de Feijóo o las de otros del PP o de Vox, que hayan salido en defensa de un barco del rey que se ha “hundido” antes de zarpar? ¿Tiene acaso miedo, este candidato en busca de traidores, a que el día D a la hora H de la votación de su improbable investidura en el Congreso pueda incluso fallarle alguno de los suyos porque le hayan dicho en su casa que no vuelva si va a votar por un presidente que pueda regalar un barco con el dinero de los impuestos a alguien que tiene más que suficiente para comprarlo, aunque se llame Felipe VI? Y una conclusión. Bienvenidas sean a nuestras vidas las investiduras inseguras porque el silencio de los cobardes se escucha con más fuerza que el trueno de la tormenta más bella.
DOMINGO SANZ
Esta Iglesia mundanizada
Fíjense que comienzo señalando a la Iglesia Católica, solo queda un resto de la Iglesia que Cristo fundó, y hay muchos ídolos pero un solo Dios verdadero. Cristo ya lo anunció con toda claridad, si la casa se edifica sobre arena, vendrán las lluvias, las tormentas y se derrumbará, pero la casa edificada sobre piedra, soportará todas las tormentas, borrascas, huracanes, terremotos, inundaciones y todo mal que pueda venir, seguirá firme, erguida, inquebrantable. La Iglesia fundada por Cristo es el mismo Cristo y todos los bautizados que forman con Él un cuerpo místico, pero es imprescindible tener una Fe verdadera, firme, absoluta, inquebrantable en Él, que es el hijo de Dios y por tanto Dios como su padre. Es evidente que esa Fe inquebrantable, se ha perdido en muchos lugares de la Iglesia Católica, y por tanto la casa ya no está cimentada sobre piedra, sino sobre arena. Y así vemos cómo la sociedad está totalmente desquiciada. Porque los valores cristianos en que se sustentaba, y que recibía de la Iglesia Católica, han desaparecido. Y aquella parábola de Cristo sobre la casa edificada sobre tierra está en plena ebullición, y ocurren unos fenómenos atmosféricos que están arrasando, destruyendo y arruinando a muchísimas personas, con infinidad de tragedias que está sufriendo esta sociedad. Solo ha resistido un resto que edificó su vida sobre piedra, res decir, Con una Fe inquebrantable en Cristo Jesús, su único Dios y salvador. Todavía la Iglesia Católica, me refiero a los falsos pastores, pueden rectificar y propagar una fe cierta, verdadera, inquebrantable de la gloria de Dios y en la salvación de las almas. Los avisos celestiales creo que están bien claros, no seamos tan necios que optemos por nuestra destrucción.
JAIME FOMPEROSA APARICIO
Defensa se defiende, pero muy mal
El Ministerio de Defensa acaba de publicar un documento con razones en defensa propia. El primero contra quienes critican los altos gastos militares, mientras hay carencias sanitarias, etcétera. Por supuesto, como responde, no tendríamos ni sanidad si no defendiera nuestros hospitales. El problema es la proporción y eficacia de ambos gastos, porque en dos siglos “nuestro” ejército no ha derrotado sino a su propio pueblo, que los jefes hacen negocios millonarios de armas con el exterior y los soldados se quejan de lo mal que comen y de que a los 45 años se les echa a la calle sin haberles enseñado un empleo. ¡Curioso amor al pueblo y a España el de estos jefes! No menos ilógica y directamente anticonstitucional es la explicación que da a quienes se quejan de que en un Estado aconfesional el ejército participe en actos religiosos. Su primera excusa, faltaría más, en que los soldados participantes son voluntarios (¿!). La segunda, que esa participación le gusta a mucha gente. Toma, como a muchos les gustaría que desfilaran en sus cumpleaños. ¿Todavía no se han enterado esos altos militares de lo que significa la aconfesionalidad de nuestra Constitución, que debieran defender?
MARÍA FAES RISCO
Feijóo recula de nuevo
Ayuso tiene razón: Feijóo es un “bisoño” sin mando. No tiene un plan medianamente coherente para España que le dure unas horas. Hace una semana, entendió que existe una crisis catalana y sentenció: “Debemos buscar un encaje del problema territorial de Catalunya”. Sus palabras levantaron tantas ampollas dentro del PP que ese mismo día salió a desdecirse y nos quedamos sin saber cuál era su plan. También pretendía dialogar con Junts, por “cortesía parlamentaria” y porque “es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda”, pero como se le revolvió parte de su partido, se desdijo con la coartada de las exigencias de Puigdemont, algo que hasta los legos en política conocen. Feijóo tiembla porque ve encima la oscilante espada de Ayuso pendiente de un hilo y deja claro que, aunque aspirante a gobernar algún día España, no resiste la más mínima presión. Carente de un liderazgo sólido y autónomo, se ha plegado a la carcunda de su partido y recoge velas en cuanto sopla algo de viento.
MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS