Ver o no ver

    25 sep 2022 / 16:00 H.
    Ver comentarios

    Los altos mandos del PSOE han ido de juerga con tarifa plana al Hotel Mirage de Tanger. Han sido invitados por los servicios secretos de Israel y de Marruecos para confirmar que han vendido el Sahara. Dice Pedro Sanchez que Ucrania tiene derecho a defenderse, ¿acaso no tienen derecho a defenderse Palestina y el Sahara? Parece que los derechos o torcidos, son los que le indican los altos mandos de la OTAN, y los vendidos de Unidas Podemos a la chita callando. La izquierda tiene que seguir defendiendo al Sahara y a todos los pueblos que quieren ser libres, sean de Africa, Europa o de donde sean. Vamos a dejarnos ya de rollos imperialistas yankis porque ellos juegan sus bazas, y su objetivo es acabar con Europa. Quieren trasladar a Europa a traves de los medios de comunicación, una sociedad violenta, codiciosa, insegura, desigual, nazi, racista, etcétera, que es la sociedad que hay hoy en EE UU, no la de las peliculas, sino la real. Además que no se nos olvide que los únicos que han tirado dos bombas atomicas a poblaciones civiles fueron los EE UU, y ningun juez se puso la toga para decirles algo. Seguiremos luchando para que el pueblo saharaui sea independiente.

    Me inquieto cuando supe que el nuevo papa era un jesuita argentino, tres características, religión, congregación y nacionalidad de las que he participado muchos y casi interminables años. Sin embargo, a pesar de mi larga y dolorosa experiencia, todavía me ha sorprendido ahora el gesto de este Francisco... del siglo XXI. Porque ya ha canonizado, en un verdadero récord, a muchos de sus inmediatos predecesores el cargo; ahora incluso eleva a los altares a Juan Pablo I, papa por 33 días. No niego que pudiera ser una buena persona, pero no le dieron demasiado tiempo para poder ponerlo hoy como un ejemplo. Quizá como mártir, si el Vaticano hubiera permitido, como sí hacen en los Estados democráticos, una autopsia que probara que fue envenenado por parte de los ladrones... de la Santísima Sede. Hablemos claro: Esa masiva exaltación de sus predecesores —incluso contra el parecer de los teólogos, como fue en el más que evidente caso que vivió Juan Pablo II— sólo se explica por el deseo de reforzar el prestigio y poder, hoy tan contestado, de un Papa que pretende ser Rey absoluto, “infalible” desde Pio IX; de un Santo Padre, título que Jesús exigió reservar a Dios; y hasta de un Sumo Pontífice, prestigioso título en el imperio romano que usurpan quienes jamás construyeron un puente ni espiritual. Muy al contrario, los papas dividieron la Iglesia entre Oriente y Occidente, y después entre el Norte y Sur de Europa con su corrupción en el siglo XVI, que provocó la Reforma protestante. Incluso, contra la solemne proclamación de Jesús ante Pilatos de que su reino no era de este mundo, el papado consiguió en 1929 reinar en un mini-Estado, vendiéndose al fundador del fascismo, que acabó arrasando Europa, Mussolini. ¿Hace falta citar más hechos indudables de la justamente famosa “diplomacia vaticana” para poder rechazar a esa tan farisaicamente autocalificada de Santa Sede?

    Sí, es el colmo: ya te regulan hasta tu último polvo. Más viejo, más sensato y, por tanto, más arrepentido, mi ideal sería -y quizá pronto sea obligatorio- que mis restos, sepultados bajo un árbol, sirvieran para compensar algo el increíble daño que hice a mi tan maltratada madre Tierra. Mientras, y como muy pronto parece que haremos la mayoría de los españoles, tengo dispuesta mi cremación. También dispuse que mis cenizas se esparzan en el mar junto al que —a una distancia hoy prohibida por ley— nací en el Mediterráneo en 1935. Sin embargo, hoy he tenido que rectificar a toda prisa mi testamento, al enterarme que pueden multar hasta con 60.000 (menguada herencia quedaría pues) si eso no cumple conforme a las nuevas medidas ambientales, muy, muy estrictas que, —como sensato ecologista que los hechos me han obligado a ser— no puedo menos que aceptar. Quiero por eso mismo denunciar, como hago desde hace medio siglo, cada vez con mayores datos y urgencia, que esa ya necesaria pérdida de tantas libertades y la nueva dictadura de mil muy necesarias órdenes se deben en gran parte al exceso de población (triplicada ya la población mundial en 75, máxime en el Sur), y también por un alocado consumo, como si fueran los dos brazos de una gigantesca tenaza, (apretadas sobre todo por clérigos y capitalistas) que han obligado a restringir hasta extremos antes inimaginables, nuestras libertades.

    El positivismo es una doctrina filosófica que rechaza a priori todo concepto universal y absoluto. Ser positivo es la tendencia a ver y juzgar las cosas por el aspecto más favorable, no el absoluto; eso relaja, pero no se debe esconder la realidad cuando toca prevenirse, porque para eso se nos ha dotado de neuronas. La realidad de lo que es absoluto, innegable, puede parecer una realidad tan negativa como la botella medio vacía, pero eso, más que un hecho negativo, es un hecho real. No se trata de sentirnos cómodos pase lo que pase.

    Cartas de los Lectores