Verdadera pesadilla

    10 jun 2023 / 09:00 H.
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    Señor director de Diario JAÉN. Estoy leyendo el libro de Antonio Ramos Espejo, “Andalucía: campo de trabajo y represión” (hoy día se han podido escribir centenares de libros sobre el tema). El 17 de julio de 1936, España estaba gobernada por un gobierno elegido por el pueblo. El 18, varios militares se sublevaron contra ese gobierno, provocando lo que se ha llamado la guerra civil española. Esa guerra originó miles de muertos y varios miles tuvieron que exiliarse, si querían seguir vivos. Entre esos miles estaba la intelectualidad española, por eso la nación tardó cuarenta años en recuperar esa vivencia. Podría seguir escribiendo más, pero confío en que los lectores de Diario JAÉN sepan comprender la idea que me ha guiado en escribir este artículo.

    Hoy es normal, y está comúnmente aceptado, que una persona se opere la nariz, por ser grande, fea y desproporcionada, las orejas, por tenerlas muy separadas de la cabeza, los pechos por tenerlos demasiado grandes o pequeños. Y es normal y está comúnmente aceptado, porque así protegemos, por ejemplo, a nuestros hijos de complejos y burlas (buling), que les pueden ocasionar problemas psicológicos. Si un hijo nace con cinco dedos, o con cualquier otro defecto genético que pueda remediarse con una operación, pues lo operamos..., lo raro y criticable es, no hacerlo. ¡Y a nadie se le ocurre decir que vamos en contra de la naturaleza, en contra del orden natural de la vida! Pero si una persona nace con “algo” entre las piernas con lo que no se siente identificado, si es una mujer, pero la genética en vez de un dedo de más le ha puesto un pene de más..., por ahí ya no pasamos. Si tiene un pene, su sexo es masculino. Ese es el orden natural de las cosas. Y si tiene problemas psicológicos, pues que vaya al psicólogo. Y digo yo, a ese niño que ha nacido con las orejas perpendiculares a su cara y que todos los días está sufriendo las burlas, que si Pepe Soplillo, que si atontao, que si pescozón va, que si pescozón viene..., ¿por qué no lo mandamos al psicólogo en vez de operarlo? Nuestro físico no nos define. Si tengo cinco dedos no soy un monstruito. Si tengo un pene puede que sea un varón o no. Si tengo una vagina puede que se una mujer o no. No convirtamos el género en un fundamentalismo. Protejamos y mejoremos los derechos de todas las personas, con independencia de su apariencia física, de su género, de su religión, etcétera.

    El 31 de mayo de 2022, a las ocho y media de la mañana, se presentaron siete agentes de Policía Nacional en mi casa junto con un representante de la Junta de Andalucía para llevarse a mis tres hijos. Ni mi marido ni yo fuimos notificados y no sabíamos absolutamente nada porque nadie nos había advertido. Incluso fui víctima de un ataque de ansiedad y nadie hizo nada por ayudarme.

    Cartas de los Lectores