Encajar las piezas

    23 sep 2020 / 16:37 H.
    Ver comentarios

    Al hablar con algún amigo o conocido, surge en alguna ocasión la recriminación de que la Iglesia católica es muy rígida en sus verdades dogmática, por lo que dicen “no se presta al diálogo con los no creyentes”. En realidad, esa acusación no responde a la verdad, pues la Iglesia puede dialogar y dialoga, actitud que fue una de las recomendaciones del Concilio Vaticano II. De hecho, en la Santa Sede hay más de un dicasterio que promueve y lleva a cabo este diálogo con el mundo de la ciencia, de la cultura, etcétera. Ahí se revisa todo lo que es revisable, aunque no ciertamente el núcleo del contenido de la fe por una sencilla razón: esas verdades de fe no se las ha inventado la Iglesia, sino que las ha recibido de Dios, a través del Antiguo y del Nuevo Testamento, que contienen todas las verdades que Jesucristo, Dios y hombre verdadero nos enseñó cuando vino a la tierra. La Iglesia es depositaria de esas verdades y ha recibido de Jesucristo el mandado de hablar de ellas a todas las gentes. Lo dicho no excluye que se pueda seguir profundizando para entender mejor la fe, adecuar el lenguaje y explicar más eficazmente algunos aspectos. En cuanto a las personas que se declaran ateos o agnósticos, muchas veces nos enseñan con su comportamiento y sus cualidades humanas bastantes cosas a los cristianos, por lo que debemos verlos como personas, hermanos nuestros, por los que Cristo también dio su vida en la cruz, lo mismo que por los cristianos, aunque tal vez ellos ignoren esa realidad. En relación con el tema que nos ocupa, Fernando Ocariz, actual prelado del Opus Dei, resalta en una entrevista recientemente publicada en “Escritos de Cristiandad” que “la Iglesia somos todos y cada uno de nosotros, y que el diálogo con los que no conocen a Dios es también y en primer lugar, el diálogo cotidiano, amigo a amigo, de cada uno de los cristianos con las personas que le rodean en cualquier ámbito social”. No cabe duda, es la amistad sincera con todos —creyentes o no— la que permitirá que en muchas de éstas personas se encienda el deseo de conocerlo, cuando vean cómo pensamos y cómo vivimos.

    Hace muy poco, en un alarde de cinismo, Díaz Ayuso, que preside en Madrid un ensayo neoliberal de dumping fiscal causante de un grave perjuicio recaudatorio al resto de España, plañía amargamente del “maltrato gubernamental” que la dejaba sin dinero para Sanidad o Educación. Irresponsablemente ahora publicita a bombo y platillo una nueva rebaja impositiva en su comunidad. Esta trampa electoral aumentará la desigualdad y mermará los ya exiguos servicios tras años de recortes y privatizaciones. Como siempre los ricos a los que bajará impuestos, podrán pagarse servicios privados; el resto deberá acudir a los públicos deliberadamente menguados. De hecho, los ya escasos 120 millones pactados con Ciudadanos para Atención Primaria, los reduce a 80. Madrid, con 147 euros de gasto por habitante, se sitúa muy por debajo de los 223 euros de media. ¿Por qué anuncia esta rebaja? ¿Se acercan elecciones? Cada vez que baja impuestos merma la calidad de los servicios y maltrata a la ciudadanía. ¿Alguien lo duda?

    Hay que subrayar la suerte que tuvimos los españoles con el coronavirus; o mejor dicho, con el momento en que nos ha afectado. Nos tocó con el peor Gobierno posible, el más incapaz, más marrullero y más falaz que podíamos imaginar. Pero es un Gobierno de izquierdas y eso apaciguó los impulsos violentos de los borregos para protestar por las medidas de contención del virus dictadas por el mismo. Si la covid-19 nos hubiera atacado en un momento en el que gozásemos de un Gobierno honesto y competente, capaz de tomar las medidas adecuadas y necesarias, pero de derechas, las calles se hubieran incendiado y los violentos profesionales no hubieran parado hasta derribarles del poder. Por menos motivos, el domingo salieron a la calle podemitas y borregos, dirigidos por sus “perros pastores”, para culpar a Isabel Díaz Ayuso hasta de la muerte de Manolete. Además tienen preparadas otras protestas y no pararán hasta derribar a nuestra presidenta de la forma tan rastrera como derribaron a Rajoy ¡Qué indignidad más terrible! ¡Qué sucio y vergonzoso es este proceder! Y todo viene de un presidente que no consiguió el poder en las urnas tras unas elecciones libres, sino tras el trapicheo de pactos siniestros con lo peor de la política española y, una vez en el poder, con la mentira, la manipulación de las instituciones y lo que todos sabemos, se perpetuará en él a nuestro pesar e invadirá, del odio que expele por todos los poros de su cuerpo, a sus borregos.

    Pedro Sánchez tendrá que encajar las piezas de un puzle complicado contentando a todos y ofreciendo algo de lo que solicitan a cambio de permanecer en el poder. Los Presupuestos Generales no se pueden convertir en un comodín en manos de quien ha demostrado incapacidad real para afrontar los problemas de la sociedad española. España sigue sumida en el caos de la imprevisión de un incierto curso, sin un plan de gestión de las
    ayudas europeas.

    Cartas de los Lectores