Las estafas por internet

    29 nov 2022 / 16:58 H.
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    Las estafas por internet

    Nuevo modo de intentos de atracos vía internet, se trata de mensajes de texto que de forma reiterada vienen produciéndose a menudo desde supuestos organismos oficiales: Consisten en ofrecer envíos de paquetes de parte de Correos a cambio de dar todos tus datos bancarios y enviar una módica cantidad de pago a la Hacienda como unos 2,64 euros, para pagar supuesta aduana, con lo cual, tal vez recibas algo que tú no has pedido. Otro intento de timo, procede de la Agencia Tributaria ofreciéndote un reembolso de x cantidad, por ejemplo de 450 euros, en concepto de devolución de tu pago a la Hacienda, para lo cual debes enviarles todos tus datos bancarios, y si picas pues ya sabes el resultado. Otro método, más sofisticado aún, consiste en si te ofrecen un regalo, generalmente un móvil de alta gama, una compañía estándar que tu has solicitado por una propuesta aparentemente legal, y ellos se enteran de tal solicitud, y enseguida te piden todos tus datos bancarios, acto seguido la cargan en tu cuenta, y el Banco no puede hacer nada porque tu has dado un código, y es inútil que denuncies, el cinismo y la impunidad de estos teléfonos, llega a paradojas de recochineo, cuando tu en Navidad envías mensajes de felicitación navideña a todos tus contactos y el teléfono estafador se permite darte las gracias con una voz típica de operadora sudamericana, no me digan que si la administración no tiene medios de enganchar una sola vez a cualquier panda de atracadores informáticos, y con una sanción de 10 millones de euros adecuadamente publicados ¿no se podrían limitar estos robos?

    EDUARDO JESÚS LUCAS
    BUENO / Jaén

    Luchar por la justicia es luchar por la paz

    Hay 150 millones de hambrientos más que antes de la pandemia y un 40% más de especulación alimentaria. La pandemia y la guerra de Ucrania han venido a aumentar el sometimiento de los más empobrecidos, excluyéndolos del reparto de la riqueza y, provocando más hambre y más violencia en países ya de por sí esquilmados. En países como el nuestro, aumenta también nuestro sometimiento a la esclavitud del consumo, provocando más soledad, alienación, violencia, enfermedades mentales... Ambos procesos no son independientes. De manera más o menos directa, nuestra forma de vida está en la raíz del padecimiento de los menos afortunados de nuestros hermanos: nos aprovechamos de la importación de materias primas, mano de obra y manufacturas baratas a costa de condiciones laborales pretéritas en nuestros países. Nos enorgullecemos de no producir productos transgénicos o de dirigirnos hacia la “sostenibilidad ecológica” cuando nuestra economía importa minerales y alimentos transgénicos que han dejado en sus lugares de origen heridas ambientales que sufren los más vulnerables —aquellas que nosotros no queremos padecer—. Esta Navidad cambiaremos de móvil, ordenador o tablet sin ser conscientes de las violaciones a niñas y las masacres de civiles que han costado en el Congo sus baterías, hechas con coltán. Nuestra tragedia se alimenta de la tragedia de los pobres. Si seguimos escondiendo a nuestra conciencia las causas de estas tragedias no será posible una paz basada en la justicia. Por estos motivos, entre otros, animo a los lectores a que se unan a las marchas por la Justicia Norte-Sur que en diversas ciudades españolas e iberoamericanas se organizarán en el mes de diciembre; marchas que llevan más de 33 años denunciando los crímenes contra nuestros hermanos más vulnerables y sus causas, poniendo en el centro de nuestra Navidad consumista a un niño pobre y vulnerable, recostado en un pesebre.

    CRISTÓBAL GARRIDO

    El cambio climático

    A mediados del pasado mes de octubre, la calzada de la madrileña calle de Martín de los Heros era de gruesos y macizos adoquines de granito. Decidieron quitarlos de raíz y comenzar a asfaltar la vía, dejando de lado parte de la historia de esta calle. Bueno, ni entro ni salgo. Una semana asfaltada y, al pasar el 23 de noviembre, la encuentro cortada al tráfico. Unos operarios trabajan en ella. Llevan una máquina con cuatro bombonas de butano —otras tantas sobre la acera para reponer— que achicharra el asfalto. Una vez ablandada la superficie, colocan encima una parrilla metálica con patrón de rectángulos tamaño adoquín y la prensan con una pequeña apisonadora que
    la hunde en el pavimento para imitar el adoquinado que había antes de asfaltarla. ¿Nadie tiene sentido común? ¿Inteligencia? Esto es derrochar energía gratuitamente acelerando el cambio climático. Si quieren mantener el efecto adoquín, que dejen la calzada como estaba, que además dura toda la vida y no hay que hacerle más arreglos. Pero no, se han gastado un pastizal en asfaltar y otro en simular para ayudar a calentar el planeta. Nos merecemos lo que nos pase. La infancia no, por supuesto.

    MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS

    Tráfico, de machista a hembrista

    es el colmo. Parece que España estamos todavía condenados a ser extremistas, como expresa la triste frase del solo aspirar a “Dar la vuelta a (la misma) tortilla”. Incluso hasta en el pasar en poco tiempo de la dictadura oficial de un sexo al del “contrario”, del machismo al hembrismo o del masculinismo al feminismo, del patriarcado al matriarcado, lo que hoy divide hasta en la calle a las mismas mujeres y he analizado en varios de mis libros. En efecto: nada menos que la DGT acaba de mostrar sus nuevas señales de tráfico que, en vez de ser equilibrada al respecto, no hacen sino exacerbar, dando la vuelta a la tortilla, el predominio de un sexo sobre el otro. Así, la clásica señal de cercanía de una escuela, en el que un niño mayor iba llevando de la mano a una niña, ha sido sustituida por la de una niña llevando a un niño, en vez de evitar cualquier predominio, como habría hecho cualquier persona medianamente inteligente, igualitaria, democrática, con lo que renueva, encona los choques al respecto, solo que en sentido contrario. ¡País!

    MARTÍN SAGRERA

    El boicot

    Son muchos los españoles que han criticado la elección de Cata para acoger el Mundial de fútbol y como medida de protesta no lo están viendo.

    ELENA SÁNCHEZ

    Cartas de los Lectores