La oveja de partido

14 dic 2015 / 18:36 H.

Cuando aterrizas en un partido político, o simplemente lo observas, te das cuenta que el partido tiene sus entresijos. Te das cuenta que tiene normas, costumbres, que tiene cosas prohibidas, que tiene entreactos, exabruptos, que a pesar de defender la opinión, a veces también es intolerante, que no siempre capta a los más preparados, sino a los más fieles y dóciles. La cuestión de la fidelidad es un valor ético bueno ¿pero de qué sirve la fidelidad, si esa persona que gestiona un asunto confunde las churras con las merinas? Estas ovejas de partido las vemos en la sanidad, en la educación, en muchos lugares, como también vemos que propagan ideas como anti, pro, o el propio ateísmo. Hablan muchas veces de trabajar, pero rara vez sudaron la camiseta trabajando quince horas al día. Salvo la campaña electoral, ahí hay que poner toda la carne en el asador, te juegas el beato sillón. Las ovejas como dice la parábola siguen al pastor, y no sabemos si ese pastor siempre va por buenos caminos. La oveja de partido también adolece de un problema, no tiene sentido de la crítica, y critica las sectas y otros grupos ¿pero un partido aún democrático no puede ser acaso una secta? Pensamientos sectarios como que el partido siempre gana, nunca se equivoca, es perfecto, adora y no contradigas al líder. Nos acercan a medias verdades que aparecen siempre en los “mas media” diluidas en medio del escándalo. Por cierto aparte de balar, la oveja de partido pega carteles, o va donde la mandan. La última cuestión es si el bien de nuestra sociedad es algo por encima del partido, o empieza y termina donde acaba el partido. El partido ansia el poder, no siempre el servicio. Si la oveja disiente se la esquila una vez y llama al orden, si protesta se la sacrifica. Las ovejas no son ni buenas ni malas, lo peor de todo es cuando se les inculca en la mente que el enemigo político es el lobo, a esto yo también le llamo pensamiento sectario o divisor. Tales pensamientos no mejoran la sociedad, ni son motor de cambio, son simplemente distracciones para perpetuarse en el poder. Ojalá que esto cambie, y veamos un nuevo tiempo, donde las ovejas de partido puedan pastar en libertad, sin temor al lobo, ni a represalia alguna.