La guerra mundial

    09 jun 2023 / 09:29 H.
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    La guerra mundial

    Los atentados en Nueva York y Washington del 11 de septiembre 2001 fueron solo el espectacular inicio de un ataque que amenaza ser mucho mayor en el futuro, con armas químicas, bacteriológicas, nucleares, etcétera, si no erradicamos de raíz sus causas profundas. De nada serviría eliminar a los talibán si se siguen manteniendo, e incluso agravando, como ahora, las condiciones que han hecho aparecer estos y otros muchos “hijos extraviados” del norte... educados por él y herederos de sus peores métodos. En efecto: si hay que fechar en el 11S esa primera respuesta violenta del sur —en forma de terrorismo, dado el actual aplastante poderío bélico del norte, que imposibilita una guerra “clásica”—, no podemos olvidar, si queremos comprender y solucionar esta crisis, que la previa y mil veces más sangrienta y destructora agresión del norte al sur empezó ya hace siglos, agravándose tras la segunda de las guerras llamadas “mundiales” (en realidad, europeas, en gran parte debidas a disputas por repartirse del sur). Los mismos EE UU, herederos del imperio inglés como ese lo fue del español, han intervenido militarmente 86 veces en 43 países, sólo en el siglo veinte y descontando esas dos guerras “mundiales”. La situación se ha agravado mucho —hasta el estallido del 11-S... y lo que nos espera, si no reaccionamos— cuando los grupos más siniestros de los EE UU, junto con las multinacionales más contaminantes han conseguido imponer con chanchullos y por la mínima un presidente integrista, típico producto del salvaje oeste tejano. En pocos meses, con una celeridad y destructividad sin precedentes, este “cowboy Atila” ha roto los más cruciales tratados internacionales destinados a preservar nuestro ya tan gravemente contaminado planeta y los más elementales derechos humanos, desencadenando así esa reacción terrorista desesperada. Más aún, George Bush intentó encima “remediarlo” echando gasolina al fuego, con una fanática “cruzada”, empleando el inhumano macroterrorismo de la guerra y la más incivilizada represión policial dentro y fuera de sus fronteras. Crea así, en su ansia de poder, una espiral de creciente e incontrolable violencia que amenaza, por sus actos o por los que provoca en el contrario, las vidas, derechos y libertades de todo el mundo, con la excusa de “terrorismo”, como antes de “comunismo” o de “anarquismo”.

    MARTÍN SAGRERA

    Celebración del Corpus Christi

    Nunca lo he entendido: ¿Cómo se puede sacar en procesión al Santísimo Sacramento del altar para la adoración de los fieles y luego en la comunión se da como si fuese una galleta en la mano y nadie se arrodilla ante Dios? ¿Han leído ustedes el escrito “Masterplan para destruir la iglesia católica”, escribo en el año 1973 y del cual ya ni siquiera se habla? Claro, ya han conseguido casi por completo su plan diabólico para destruir a la santa iglesia católica. Esto que sigue es un desahogo de este pobre anciano, no es de ahora, ya desde hace mucho tiempo, en numerosas ocasiones me han preguntado si era sacerdote; pues tendré que hacerme cura de vocación tardía. Adorado, alabado y glorificado sea el santísimo Sacramento del altar.

    JAIME FOMPEROSA

    Nos quieren matar

    Cuando a la vista de los luctuosos datos de mortalidad por polución atmosférica la Organización Mundial de la Salud clama endurecer la normativa de calidad del aire, Madrid y Cataluña, nacionalistas españoles e independentistas catalanes con cielos irrespirables, van de la mano y solicitan un aplazamiento de la agenda verde de la Unión Europea para poder seguir contaminando y machacar la
    salud pública desdeñando, además, la emergencia climática y que mientras los ciudadanos sigamos sufriendo todas estas consecuencias. También la derecha europea —¡cómo no!—, populares y liberales, exigen retrasar la entrada en vigor de la norma. Alucino. ¿En qué están pensando unos y otros? No se enteran de que sin salud ambiental no quedará nadie y tampoco habrá economía que valga. En España son más de 31.000 las personas que mueren anualmente por contaminación ambiental aliada del insufrible estruendo de las ciudades que también mata, 85 fallecidos al día. Es una propuesta inmoral, que se atreven a hacer porque la ciudadanía, a pesar de ello, les vota. Como dijo Unamuno: “¡Qué país, qué paisaje y qué paisanaje!”.

    MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS

    Sánchez va en contra de España

    Que a nuestro presidente le importamos un pimiento los españoles, está muy claro y quienes no quieran verlo así, o están ciegos o tienen intereses particulares con este señor. Que nuestro presidente se radicalizó obrando como un perfecto extremista de izquierda, es igualmente muy claro. Y hay un hecho que lo prueba, pues cuando él llama extremista a partidos políticos de centro es que él está tan a la izquierda que los ve muy lejos en el arco político. Es un hombre que busca la confrontación en la sociedad y en su modo de vivir, cuando habíamos decidido la convivencia y el respeto entre todos; busca a la desesperada la fractura social, con el objetivo de minorar su calamidad. Decía Nicolás Redondo, “su discurso es radical y muy parecido al de los años 30”; y lleva mucha razón. Vemos en su actuar que nunca busca el bien del pueblo, solamente su propio provecho, destruyendo bienestar, costumbres, modos de vida, la inocencia de los niños, ocupándose en favorecer siempre a los delincuentes, los terroristas, golpistas y a todo aquel que busque el final de la democracia en España. Inventa una historia de nuestro País falsa, que impone por ley. Evita que el pueblo le vea, pues le pita y abuchea. Sánchez desprecia la libertad al abrazarse a Podemos, un partido que tiene como maestros a unos mandatarios contrarios al concepto de libertad, como son los bolivarianos de Venezuela. También ha dicho Redondo que “la política no es una profesión, es una pasión. Se está y cuando pierdes te vas”. Todo mandatario honesto busca la mayor participación posible del pueblo en sus consultas electorales. Pedro Sánchez ha decretado las elecciones en la fecha en que más ciudadanos se encuentran de vacaciones y más calor hace para salir a emitir nuestro sufragio, con el fin de limitar el número de votantes. Siempre con triquiñuelas contrarias a la dignidad y al deseo general de la población. No obstante confío en que los españoles sean coherentes y voten aunque estén fuera de su residencia habitual, pues es muy importante despedir a este déspota.

    PEDRO DELGADO

    Cartas de los Lectores