El sueldo era bueno
El doctor Santiago Barambio, está en Tutor Médica, una de las clínicas abortistas más activas de Barcelona. Voy a dejarles —y comentarles— un trozo de ideas, de una entrevista, a una joven que trabajó allí, y ahora —con su identidad en secreto— nos explica qué ocurre en ese lugar. ¿Sabías qué encontrarías allí? Entré porque el sueldo era bueno, pero iba un poco perdida. No me habían avisado de cómo sería, yo sabía que era una clínica abortista pero no esperaba que con las semanas tan avanzadas. El legrado es como una trituradora, ¿no? Cuando limpias y esterilizas los dilatadores, metes unos escobillones dentro y va saliendo todo el contenido uterino. Me he encontrado manos pequeñitas, pies pequeños... Me violentaba, pero al final te acostumbras. Piensas en los 1.200 euros que verás a final de mes y te da pena, pero piensas “tampoco sé qué historia tiene detrás esa mujer”. ¿En los casos con las semanas más avanzadas también se utilizaba el legrado? No, cuando el feto ya está formado lo que se hace es un parto, mondo y lirondo. Estamos hablando de una persona que está dentro, que tiene huesos, ojos, uñas, manos, boca. ¿El niño nacía vivo? En algunos casos, sí. ¿De cuánto tiempo es lo máximo que viste? Seis meses y medio. Normalmente los casos de estos niños tan avanzados tenían deformaciones o enfermedades congénitas sin expectativa de sobrevivir. No me he encontrado ningún caso de seis meses y medio de alguien que quisiera abortar —porque sí— un niño sano. Aunque fuera con malformaciones. ¿Qué se hace en estos casos que el niño nace vivo? Se le mata con cloroformo, se introduce el feto en cloroformo. ¿Crees que a los que trabajaban allí no les minaba? Yo creo que también. Has de ser un robot para no tener sentimientos ante esto que vas viendo día tras día. Decías “Mira qué sale por aquí... una manita pequeña”, y da mucha sensación. Ahora que soy madre y sé lo que es tener hijos no podría trabajar allí. ¿Qué te chirrió cuando estabas allí? No sé qué decirte... Ver las caras de las chicas de decepción, de su vida... que están fatal, o que les ha dejado el novio y les ha dejado colgadas con un embarazo que a lo mejor querían continuar pero ya no pueden. ¿Alguna vez salió alguna chica contenta de allí tras una intervención? Sí, el sentimiento general era de “ya está, ya me lo he quitado, olvídate”. Algunas sí que han tenido secuelas postaborto, esto pasa. Las había que después de la operación llamaban a la clínica contando que necesitaban ayuda, que no podían seguir así, que necesitaban apoyo psicológico para seguir adelante. Llamaban y pedían volver a hacer la entrevista con el psiquiatra, que hablaba con ella y le decía que no había manera de volver atrás, que la decisión ya la había tomado. Sin embargo, esto se hacía solo en casos realmente extremos, de mucha insistencia. Tenías que tener la mente muy clara y muy fría para poder estar allí. ¿O sea tú estabas muy fría? Mucho, yo lo que necesitaba era dinero, era pagar la hipoteca. Llámalo prostitución. Y con estos hechos —pienso yo— dónde queda la belleza de la creación, dónde queda la grandeza de Dios, dónde queda la trascendencia del ser humano, dónde queda la hermosura de los niños, dónde queda la bondad de las personas, dónde está el respeto hacia el otro. Cómo podemos explicar esto a nuestros hijos, a los jóvenes, a.... Es la muerte de la esencia de la vida. Es un don: triturado, aniquilado, destruido.