El gen necio XI

    11 abr 2025 / 09:06 H.
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    El gen necio XI

    El virus de la desinformación se propaga cual plaga sin escrúpulos, y así el gen necio se expande...

    —Jamás he visto prueba real de que el hombre haya llegado a la Luna. Todo fue un montaje descarado.

    —La evidencia de que el hombre llegó a la Luna es bastante sólida y respaldada por gran cantidad de datos.

    —No, lo que pasa es que la NASA ha vendido muy bien esa historia; pero hay muchas cosas que no cuadran. En las fotos y vídeos la bandera ondea con el viento, pero en la Luna no hay atmósfera. Es una de las principales pruebas de que todo fue un montaje.

    —Aunque la Luna carece de atmósfera, no significa que la bandera no pueda moverse. Esta bandera se diseñó para estar arrugada, con una barra horizontal en la parte superior que la mantuviera extendida.

    —También me han dicho que las rocas lunares las cogieron en la Antártida.

    —Las rocas lunares recogidas tienen una concentración muy baja de agua y su estructura mineral es completamente diferente a la de las rocas terrestres.

    —No me convences, estoy seguro de que la NASA usó un estudio de cine para engañarnos...

    Lo dicho: el gen necio.

    MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS GORDON / MADRID

    Espiral de errores y horrores

    Estamos inundados de noticias e imágenes aterradoras que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos en nuestros interiores un enorme decaimiento de no poder intervenir. Quizás tengamos que fortalecer el corazón, darnos entre sí para superar la indiferencia y nuestras pretensiones mundanas dominadoras, que lo único que hacen es encerrarnos en nosotros mismos, con espíritu egoísta y soplo impasible, llevándonos a un horror inimaginable. Sin duda, la falta de actuación colectiva, nos recuerda que ninguna sociedad es inmune al odio, lo que requiere de todos nosotros un compromiso que frene este huracán desconcertante, que aviva la división continuamente, en lugar de forjar humanidad y transmitir calor de hogar.

    Bajo esta situación tenebrosa que sufrimos, todo se desvanece, hasta la misma esperanza existencial. Hoy más que nunca, urge actuar, al menos para cultivar la relación y la corporación social, con el vocablo sensato de un hacer y de un obrar solidario, volcado en entenderse y atenderse mutuamente, previniendo las continuas violaciones de los derechos humanos, exigiendo responsabilidades a los que las incumplen. Seamos justos y claros, para empezar, debe garantizarse el acceso humanitario sin trabas, máxime cuando falla lo esencial, los alimentos y hasta la cobertura sanitaria universal, que se ha estancado en todas las regiones del mundo, mientras crece el ciclo de las desigualdades en materia de salud, así como el ciclón de la tristeza y la soledad.

    Tener un hombro en el que llorar aminora el llanto de muchos. Injertemos amor, no odio, que cualquier fobia aparte de ser un desatino es una atrocidad. Utilicemos todos los medios diplomáticos, para lograr un alto el fuego y una concordia verdadera. En todo caso, resulta preocupante el cambio de prioridades; y así, en lugar de utilizar los fondos para hacer frente a los urgentes desafíos mundiales como la pobreza y el hambre, se están redirigiendo cada vez más recursos hacia el armamento y el cerrojazo de fronteras. Sea como fuere, nos hemos globalizado y no podemos permitir que las generaciones actuales y las nuevas pierdan la memoria de lo ocurrido con las hostilidades, retentiva que ha de ser garantía y estimulo para construir un porvenir más armónico y fraterno.

    Por desgracia, a poco que nos adentremos en los desgarrados testimonios de supervivencia actuales, nos daremos cuenta que el recorrido hacia la reconciliación y la justicia está distante; al mismo tiempo, que las tecnologías digitales están siendo utilizadas como armas para enardecer el rencor, avivar la fragmentación y difundir patrañas. En este sentido, recientemente el secretario general de la ONU, llamaba a la comunidad internacional a trabajar para frenar esta marea de enemistades, antes de que el descontento mute en un sinfín de brutalidades. Promover y apoyar iniciativas de diálogo, trabajando de forma conjunta y de manera creativa, redescubriéndonos unos a otros de manera cooperante, será un modo sabio de recuperar otro soplo más benigno y menos cruel.

    Es necesario, por consiguiente, renacer para ponerse de nuevo en camino, distanciándonos de las ordinarieces y de las vanidades. Indudablemente, la senda es cuesta arriba, más mística que mundana, lo que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, si en verdad queremos extirpar el mal de nuestro entorno. Este tiempo meditativo por el que ahora transitamos, debe movernos a interrogarnos para buscar, y no evitar, a quien es un desfavorecido del sistema; para llamar, y no ignorar, a quién desea ser oído y recibir un sincero abrazo de aliento; para acoger, y no abandonar, a quien sufre el aislamiento y el suplicio. Al fin y al cabo, no hay mayor recogimiento que acoger corazones heridos, latidos despreciados, actuando de modo que nadie quede atrás.

    VÍCTOR CORCOBA HERRERO

    Montaraz Irene Montero, al frente de Unidas Podemos

    Feroz rapaz, esa política cameló y secuestró a al jefe de Podemos en un lejano monte rodeado de enemigos políticos, le cargó de hijos, en más de un sentido, prematuros, le robó hasta el nombre de su partido para su sexo, “Unidas Podemos”, arruinándolo y provocando fuerte división entre las mismas mujeres. Después abandonó a “su hombre” como a un trapo usado. Ahora esa fanática de sí misma, cuando ni conoce las leyes y sólo ha cosechado fracasos, pretende imponerse, como jefa de los restos de grupos políticos que todavía le tratan. ¿Cabe un currículo más funesto?

    JOSEFA ORTEGA OLIAR / MADRID

    Una animalada americana que causará recesión en un mundo globalizado

    Eso es lo que hará Donald Trump con sus aranceles, declara desde el Canadá el economista español que él cita para justificarlos, calificándolos de “la palabra más hermosa del diccionario” (¡!) y que “el comercio es malo”, para lo que parece basarse, —decía ya en 2018 B. Woodward en su libro “Miedo, Trump en la Casa Blanca” —en sus propias ventas de criptomonedas con su nombre o, añadamos, su sacrílega venta de Biblias con su firma por mil (sí, 1.000) dólares.

    MARTÍN SAGRERA CAPDEVILA / MADRID

    Cartas de los Lectores