Delitos iguales, pero justicia desigual

    30 ene 2023 / 17:53 H.
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    Delitos iguales, pero justicia desigual

    Hace apenas unos días fue encontrado un bebé abandonado en una calle de Barcelona. Tres días más tarde fue hallado en Granada, abandonado también, otro recién nacido de `pocas horas de vida. Son hechos estremecedores que todos los medios de comunicación nos han dado a conocer. Quizás problemas económicos o de tipo social, llevaron a esas madres a abandonar a sus hijos. Los responsables de esa atrocidad serán acusados de delito de homicidio o de tentativa de homicidio.¿Pero qué diferencia hay entre esos casos y el también homicidio que se realiza con los abortos? Es un asesinato en ambos casos. En el de los bebés abandonados, transeuntes, cuerpo policial y sanitarios, se movilizaron para salvar esas vidas. En el caso de los abortos por el contrario, esos asesinatos se fomentan y defienden como un derecho de la mujer, e incluso se penaliza a quienes tratan de salvar esas vidas. No es la misma justicia para delitos iguales. Es cuestión de lógica racional.

    LOURDES CAMPS

    La migración

    Como dijo un conocido político, la migración es solución y problema; y cada vez lo es más, a escala estatal, internacional y, hoy, intercontinental, como sé por una muy larga experiencia personal y como sociólogo. Los españoles del sur pudieron desarrollarse tras emigrar al norte industrializado; el conjunto del sur europeo, incluso con dictaduras como la franquista, pudimos empezar a desarrollarnos emigrando al norte europeo; hoy, los países del sur intentan hacer lo mismo, aunque el agotamiento de los recursos naturales por el consumismo del norte y la explosión poblacional del sur, entre otros factores, haga esto cada día más difícil y, por tanto, urgente de resolver. Sánchez, desde el principio, mostró un gran desenfoque sobre el tema, saltando desde su aceptación a un barco de emigrantes al rechazo de otro. Ahora ha llegado al increíble extremo de entregar sin más el Sahara a Marruecos y aprobar, incluso contra toda la Unión Europea (menos Le Pen) la masacre de Melilla esperando que Mohamed VI frene del modo más salvaje a los inmigrantes. Y a los que aún llegan aquí los recibe con antiguas leyes inhumanas y contraproducentes para nuestros intereses, en vez de regular de un modo sensato y conveniente para todos este imparable —salvo un peor salto cualitativo— problema mundial.

    MARTÍN SAGRERA

    La ignorancia de Feijóo

    No habla inglés y su cultura es más bien corta; se le empieza a notar: alude orgulloso, por desconocimiento, a la “Triple A” (Alianza Apostólica Anticomunista), confunde islamismo con yihadismo, sostiene que los cristianos hace muchos siglos que no matan en nombre de la religión... ¿Se olvida, o desconoce, lo que ocurrió hace nada en Líbano o en los Balcanes? ¿Pasa por alto nuestra Guerra Civil en la que la Iglesia católica española apoyó el Movimiento y calificó la guerra de “cruzada” y “guerra santa” en defensa de la religión y adjudicando a los golpistas y a Franco legitimidad religiosa? Cuando habla me preocupe que recalque el “nosotros”, que no es más que un “no a los otros”, y “ellos”. En cualquier caso, sea por ignorancia o despiste, confío que nada peor, sus declaraciones, y posterior matización, no ayudan a la convivencia, sino que, como las de Vox estigmatizan a los musulmanes y, de paso, a los inmigrantes.

    MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS

    Sin diésel ruso

    Aunque no le han dado mucha publicidad al asunto, las petroleras llevaban tiempo advirtiéndolo: a partir del 5 de febrero, fecha en la que entrará en vigor la prohibición de la UE de comprar productos petrolíferos a Rusia, se disparará el precio del diésel. El precio del diésel está particularmente afectado por las sanciones a Rusia, porque ya se importaba refinado de allí. Es decir, no es lo mismo comprar petróleo crudo, sin otros procesos industriales añadidos, un petróleo que se puede traer de otros países, que el diésel que venía de Rusia, donde los procesos de refino también eran baratos, y que no se produce en otros sitios, como EE UU. Así que a toda esta pléyade de irresponsables que están muy contentos con la “guerra contra Putin”, contentos con enviar armas de todo tipo a la carnicería mientras retozan en el sofá de su casa, y que, en vez de presionar para parar la locura, presionan el botoncillo del mando a distancia para ver el telediario de otro canal y ver cómo van el conflicto y los muertos, les vamos a parafrasear la conocida frase de la película “Fama”: La guerra cuesta y es aquí donde vais a empezar a pagar, con sudor. Porque hasta ahora los ciudadanos han estado pagando poco el precio de la guerra.

    JUAN SUÁREZ

    Sal y levadura

    El mismo Freud decía que no conocía bálsamo psicoanalítico más eficaz y poderoso que unas cuantas palabras amables, gratas y bien dichas. Hoy, el mundo de la imagen domina tal vez sobre el de la palabra, gestación interesante del pensamiento y el lenguaje domeñados con soltura, de andar sin prisas ni sobresaltos de rueda de hámster. Lo icónico impacta, eclipsa, y no cabe bizantina discusión. La gente se postra ante el fútbol retransmitido, las series o los cuerpos tuneados celestes. Es muy importante ser ameno y cautivador, si se puede. Pero lo de ser divertido a toda costa se lo dejo a humoristas profesionales un tanto chuscos, que subliman su negrura biliosa, mendigando del respetable la carcajada rotunda y hasta cruel. El humor nos ayuda a vivir mejor y a aligerar la vida. Amenos, cautivadores, creadores de atmósferas muy gratas y relajadas, distendidas y alegres, siempre. Pero sin caer, de pleno, en lo facilón y vulgarote. Aunque se admite el humor socarrón. Umberto Eco habló de “apocalípticos” o” integrados” en una sociedad de muchedumbres solitarias (Riesman), que hace tiempo, por razones comerciales, han perdido la conexión con todo angelismo seráfico y belleza del alma. Es llamativa la atracción de nuestra cultura por el mal banal, encamado en ciertos personajes seductores como Hannibal Lecter (”El silencio de los corderos”) y una larga retahíla de psicópatas, mitad atroces monstruos, mitad tiernos burlones. El bien no vende. Pero la gente sigue siendo honrada, cumplidora, de buenas virtudes e intenciones, exacta y con buen corazón. No todo está perdido. A pesar de que confundimos el pleno madurar de una vez por todas con la asesina resignación de perder todo ideal que no retribuya inmediatamente. Sobre todo agachando la cabeza y plegándonos a la epidemia gélida de “tipos duros distantes”

    JOSÉ LUIS LÓPEZ

    Cartas de los Lectores