Debe perder

    28 sep 2022 / 16:03 H.
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    Debe perder

    A medida que veíamos acercarse la temporada invernal, muchas voces, algunas verdaderamente inesperadas, clamaban por la necesidad de encontrar una solución para la guerra de Ucrania. Sabedoras del sufrimiento al que condenan las restricciones de gas ruso a la Unión Europea, esas mentes miedosas y pragmáticas a la vez, como suelen ser nuestras mentes europeas seducidas por la rutina de la comodidad, aludían a la necesidad de una solución cuando, en realidad, lo que abogaban era por una cesión al ignominioso ejercicio de poder genocida ruso, pues no se planteaban ni por un momento que una gran potencia militar como Rusia pudiera tambalearse ante el pequeño país que a su lado representa Ucrania. Sin embargo, la victoriosa contraofensiva ucraniana, recuperando miles de kilómetros cuadrados de su territorio, nos ha hecho variar a todos la percepción del conflicto y de los contrincantes. No se debe caer en el optimismo, pero los nuevos y sorprendentes acontecimientos parecen indicar que la guerra será larga y costosa para ambos, que Putin se equivocó a la hora de evaluar al enemigo y, sobre todo, que la nación ucraniana está firmemente determinada a luchar en contra del tirano y a favor de su libertad. Tras su etapa soviética, los ucranianos recuerdan todavía los efectos devastadores de este tipo de tiranías en sus vidas cotidianas y no desean volver a repetirlos. Su esfuerzo heroico merece un apoyo sin fisuras de las democracias europeas y, como consecuencia de ello, una participación de éstas, aunque insignificante en comparación, en su sufrimiento, aceptando como un mal menor el chantaje ruso de la suspensión de suministros energéticos. Pero este apoyo no ha de realizarse por solidaridad, sino por interés propio: estas voces miedosas y prácticas deberían dar un salto de nivel y observar que, en realidad, lo más práctico para todos los europeos, sería no darle de comer al lobo insaciable en que se ha convertido Putin y que un pacto pacífico beneficioso para éste en Ucrania solo sería a cambio de postergar una próxima amenaza para otro territorio europeo. Putin, por tanto, debe perder esta guerra o, cuanto menos, Europa debe hacer todo lo necesario para que la pierda puesto que es su mejor forma de autoprotección. El sátrapa emite claras señales de debilidad que la contraofensiva ucraniana ha puesto de relieve: el estancamiento de una guerra que pretendía haber sido relámpago; la impopular movilización de 300.000 reservistas, que indica un ejército mermado, agotado o incapaz para sostener la invasión; o el especial hincapié que en su última intervención hizo en la amenaza nuclear y energética, las cuales no solo lo ubican en una angustiosa desesperación sino que se vuelven contra él significándolo como la principal amenaza para la Humanidad y para la propia Rusia. Ni sus propios aliados —China o India— pueden suscribir el brutal argumento de la guerra nuclear, pues un conflicto de semejantes proporciones le perjudicaría a ellas tanto como a las otras naciones del mundo; por otro lado, cortar el flujo energético a la UE supondrá, a largo plazo, un cataclismo económico para Rusia pues ésta habrá perdido la confianza como socio suministrador y la UE acabará dotándose de otras fuentes suministradoras, tanto tecnológicas como nacionales, mientras que, a medio plazo, llevará a la asfixia económica rusa al no poder exportar la principal materia prima de su economía. Así las cosas, tanto en EE UU como en la UE se necesitan líderes capaces de hablar claramente a sus poblaciones nacionales, concienciarlas y convencerlas de que los próximos sufrimientos merecerán la pena si ellos traen consigo detener al tirano en su expansión, arrinconarlo en su porción de terreno eventualmente conquistado, desacreditarlo ante su pueblo y grupos de poder y llevarlo a la desesperación hasta procurar su huida o su derrocamiento. El tiempo juega en contra del tirano y a favor de Ucrania y Occidente, aunque esto suponga un esfuerzo considerable que, por otra parte, podemos realizar si estamos mentalizados para ello. Putin debe perder esta guerra; desgraciadamente para él, pero afortunadamente para el mundo, esto ya lo saben también China e India, las que hasta ahora eran sus principales valedoras.

    FRANCISCO ABRIL PALACIOS / Jaén

    Tezanos y su libro

    El señor Tezanos, nombrado por Sánchez para dirigir el CIS, ha presentado en Mallorca un libro que ha escrito sobre Sánchez, pura casualidad, como también lo debe ser que las urnas estén ya más cerca que lejos. Lo que más me hace dudar de Tezanos es la respuesta que hace a una pregunta: “No hacemos encuestas sobre la monarquía porque no está en cuestión”. Por otra parte, una de las preguntas dice “¿el CIS hace encuestas sin dar los resultados?”, a lo que Tezanos responde: “Desde que yo estoy, no”. Echo en falta dos preguntas más. La primera podría decir: ¿Cómo sabe usted que la monarquía “no está en cuestión” si el CIS no lo pregunta en las encuestas y así debe ser, pues usted acaba de decir que el CIS publica los resultados
    de las encuestas que realiza? Y la segunda, esto otro: ¿Entonces, señor Tezanos, la monarquía sí “estaba en cuestión” cuando el CIS sí preguntaba en las encuestas? Termino buscando una solución de consenso y le propongo al señor Tezanos que, en las próximas encuestas, incluya siempre la siguiente pregunta, que no cuestiona nada de lo que él declara que no se está cuestionando.

    DOMINGO SANZ

    Cartas de los Lectores