Una historia de terror

    20 ago 2019 / 11:17 H.

    todavía parece irreal lo ocurrido el domingo. Lo sucedido a Dolores no nos es para nada ajeno. Pero cómo duele saber que estaba tan cerca, que no pudimos ayudarla. Concentraciones de repulsa, impotencia, rabia. Pero nada de eso la traerá de vuelta. Hoy solo se habla de su asesinato; por desgracia, solo ella sabe el calvario por el que pasó hasta llegar al trágico suceso que hoy lamentamos. Todo esto en un día marcado por las declaraciones de Bertín Osborne, afirmando que las mujeres tenemos ya todos los derechos que podríamos desear. Quizá es mucho pedir que dejen de hacernos sentir inseguras por las calles; que dejen de objetivizarnos; que recibamos el mismo salario por el mismo trabajo realizado; que nos dejen conciliar nuestra vida familiar; que podamos vivir nuestra vida libremente, sin un carcelero que nos suelte la cuerda y nos diga cuándo podemos hacer el qué; que se rompa el techo de cristal que nos impide acceder a puestos directivos... Y lo más importante: Que no nos asesinen. Dolores, nuestra vecina, se une a una lista de víctimas, una en la que en la que cada número esconde una historia de terror. Solo espero que, algún día, la sociedad que estamos construyendo actualmente evite recaer en los errores del ahora.