Pon el corazón

17 mar 2016 / 12:57 H.

Se nos escapa lo esencial, que estamos aquí para vivir felices y en coherencia con lo que somos. Las presiones creadas por las premisas, convencionalismos e interés consumistas nos tienen entretenidos en creer que necesitamos más de lo que apenas podemos disfrutar y no nos permiten ni siquiera parar a reflexionar a dónde diantres nos dirigimos a este ritmo absurdo. Y, no vale decir que no podemos o no sabemos. Tampoco que no pasa nada ni vamos a mejorar mucho lo que tenemos. Porque es una farsa muy grande. Primero y más triste, porque nos interesa creer eso. Y segundo, porque haciendo un poco, mejoramos mucho, incluso el sistema económico. Consumista y social de todo el mundo. Ya que los políticos siguen sin aclararse hacia dónde quieren llevar nuestro país y nuestro futuro en general. Pensemos qué queremos hacer nosotros, sin grandes exigencias. Tal vez, algunos me dirán que sopesa cada decisión que da con respecto al consumo de la empresa o asuntos más personales, no creáis. Bien, pues yo respeto que nunca es suficiente. No nos podemos imaginar la de cosas que hacemos porque siempre se han hecho así. Hay una serie de rutinas incorporadas a las empresas y a nuestra vida cotidiana. Consumimos que no son atajos para una vida más cómoda y sana. Cada uno lo puede aplicar a lo que crea necesario, la cesta de la compra, el consumo de combustible o la utilización del teléfono. No estamos obligados a hacer una serie de cosas porque sí. Las cosas no son lo que son y ya está, ¡ni mucho menos!. Son lo que somos. ¿Qué queremos que sean las cosas, nuestra vida?