Bodas religiosas
¿Cuántas bodas se han celebrado desde enero? ¿Cuántas se celebrarán hasta el fin de año en Jaén? Nadie puede decirlo, así como nadie puede predecir cuántos de ellos, permanecerán unidos hasta el fin. Es sumamente necesario, que tomemos conciencia del significado y trascendencia del Sacramento del matrimonio. Hoy día, se imparten Cursos Prematrimoniales que ayudan a los novios a conocer la grandeza de esta unión y la responsabilidad que conlleva este nuevo estado, en sus vidas. Es muy difícil que alguien que no sepa hacer realidad el rito matrimonial, que puede definir como amor, generosidad, respeto, fidelidad, diálogo y apoyo mutuo; que se deje llevar por el egoísmo, la intolerancia, la incomprensión, la imposición, la cerrazón de corazón y de mente, pueda conseguir la estabilidad de su matrimonio. Por desgracia, muchas veces, el matrimonio se convierte en la única opción ante una situación de soledad, problemas familiares e incluso, enfermedad desatendida. Son muchos los factores que conducen a algunas personas a contraer nupcias. En estos casos, es una fácil salida a situaciones difíciles, cuando debería ser, por el contrario, la entrada a una felicidad compartida no exenta de discordia, de momentos complicados, de dudas, de crisis, que con la buena voluntad de los cónyuges, y la ayuda de Dios, son perfectamente salvables. Considero absolutamente necesaria la sinceridad, la verdad, durante el noviazgo, por parte de ambos. La ambigüedad, el disimulo, la falta de comunicación, así como la de información esencial para su futuro, pueden y suelen ser caóticas. Una boda religiosa, ante Dios, debe suponer un inicio esperanzador. Un camino hacia la paz, no hacia la guerra. El principio de una vida sexual sana y un camino en que ambos cónyuges se enriquecerán con sus propios valores, y sabrán perdonar los fallos, defectos, y equivocaciones del otro. Teniendo en cuenta todas estas premisas y llevándolas a la práctica, se evitarían tantas separaciones, divorcios, sufrimiento, sobre todo, del cónyuge más débil, y de los hijos, que siempre son los más perjudicados.