¿Hablar o no hablar? ¿Ser o no ser?

22 jun 2016 / 18:00 H.

Alos de mi generación se nos decía: “no hables si no sabes”, lo cual nos ha limitado la capacidad de escucharnos en lo que decimos, que en su gran mayoría no es nuestro, como pensábamos, sino producto de programaciones del “otro”. Padres, escuela, grupo social, política, etcétera. Para aspirar a conocernos mejor, hemos de aprender a escucharnos cuando hablamos, detectando en ello lo que nos mueve a cometer tan a menudo los mismos errores, o nos bloquea para hacer las cosas que verdaderamente queremos hacer. Como explica el psicoanálisis, para detectar aquello que está oculto en nosotros, y nos mueve hacia donde no deseamos, hemos de hablar, y escuchar luego bien lo que decimos, que es lo que se plasma posteriormente en nuestra existencia, y no otra cosa. No es lo que pensamos (caótico, a menudo), sino aquello que decimos lo que crea la realidad que vivimos en nuestra vida cotidiana. En este momento de mi vida estoy interesado mucho más que en cualquier transformación social, en mi propia transformación individual. He elegido decidir yo, y no otros —bienintencionados a menudo, no lo niego—lo que quiero hacer con mi vida; cuestión que había sido decidida por otros para mí, y programada en mi subconsciente, mayoritariamente entre los 3 y 7 primeros años de vida.