La erosión de las clases medias

24 jun 2016 / 18:00 H.

Tradicionalmente se considera que la clase media, el mayor núcleo de la población de un país, viene determinado por el porcentaje de habitantes que está encuadrado en rentas superiores a 35/40.000 euros anuales y que tributan a hacienda a un tipo medio a partir del 23% de sus rentas, hasta límites en torno al 38/40%, que sería considerada clase alta. De otro lado, las clases medias constituyen el mayor caladero recaudatorio del estado y son consideradas como fundamentales para la prosperidad y el desarrollo futuro del país ya que mantienen un potencial de demanda constante y creciente de bienes y servicios. Recientemente el Instituto Valenciano de Investigación Económica ha emitido un informe que indica que la Gran recesión y sus ocho años de crisis han expulsado de las clases medias a tres millones de personas. Así lo ratifican las estadísticas elaboradas al efecto ya que, este segmento, suponía en 2004 el 59% de la población situándose una década después en el 52%, mientras que los niveles de rentas más bajo, en este período, pasaban del 31% al 38,5%. Está claro que la causa fundamental de ésta evolución socio-económica ha sido determinada por un empobrecimiento general motivado por la congelación salarial, el enorme deterioro del mercado de trabajo , la disminución de las rentas del capital y las minusvalías de las propiedades inmobiliarias y de los activos financieros. Por otra parte, la apelación sostenida de los gobiernos a centrar la cosecha recaudatoria en éste nicho de población de quién dependen, en mayor medida, el mantenimiento de los servicios básicos del estado, por el mayor y más fácil control que ejercen de las rentas de este segmento, ha contribuido también a mermar su capacidad adquisitiva y lastrar, de alguna forma, la recuperación económica, y, por otra parte, reducir el sostenimiento de la inversión con su ahorro y de la iniciativa emprendedora. El momento crucial que atraviesa nuestro país abocado a unas nuevas elecciones, requiere que las formaciones políticas eludan en sus programas los “sablazos “ fiscales que serían necesarios para cubrir esas promesas populistas que solo pueden encontrar la partida compensatoria en el incremento de impuestos ya que no deben olvidar que más del 88% de la recaudación por el IRPF proceden del trabajo personal y, una alto porcentaje del mismo, es imputable a las clases medias. Aunque el deslizamiento de las clases medias afecta a casi todos los países más desarrollados, la principal misión en nuestro país debe ser establecer cauces que permitan recuperar las posiciones anteriores de este segmento y, a tal fin, medidas tales como potenciar el sector privado, reducir impuestos, controlar el gasto público no dedicado a servicios básicos de la comunidad y apoyar la iniciativa de emprendimiento y vocación empresarial, resultan imprescindibles.