Procesión especial en la que la Virgen corre desconsolada

25 mar 2016 / 10:00 H.

En estos días plenos de mensajes de caridad y amor fraterno, es un doloroso deber iniciar este escrito con un sentido pésame a los familiares de las víctimas y el deseo de recuperación para los heridos de los terribles atentados de Bruselas. Me proponía comentar —a los que todavía no los conocen— los rasgos principales de la procesión de la Virgen de los Dolores que sale el Viernes Santo a las 23 horas de la Parroquia de Santa María de Torredonjimeno. Se trata de una imagen procesiona sola, con sus anderos portándola y el pueblo alrededor, parando delante de los balcones cuando les indican que hay un cantaor preparado para homenajearla con una sentida saeta, y así hasta altas horas de la madrugada. El rasgo extraordinario de esta procesión es que representa la desesperación de María en la triste noche del viernes corriendo en su salida y en el interior de las iglesias que visita, y estas carreras que parecen imposibles en medio de una masa humana compacta que abarrota el templo y que se va apartando en el último segundo, emocionan tanto al público que, cada vez que corren, los esforzados anderos reciben un aplauso que amenaza con remover los cimientos del edificio. Entre una iglesia y otra, los citados anderos la mecen con mimo a lo largo del recorrido, movimiento armónico que continúa en las numerosas paradas que hacen para escuchar saetas bajo la luna llena que anuncia el alba.