Vivir la Semana Santa

22 mar 2016 / 19:46 H.

Al llegar la Semana Santa, las agencias de turismo, anuncian sus excursiones y se desata el espíritu viajero de la gente. Las empresas se toman unos días de descanso. Aunque queden restos del antiguo fervor popular, como las procesiones, la Semana Santa, se ha ido convirtiendo, poco a poco, en unas vacaciones de primavera, para aquellos que pueden permitírselas. Se nos plantea la pregunta de cómo podríamos devolver el sentido cristiano a estos días, dentro del ritmo de la vida moderna. Se puede llenar el descanso, con la asistencia a las celebraciones y alimentando el espíritu con su significado, que es doble: a) Cristo se presenta más humano que en cualquier otro momento. Vulnerable a las injurias, sometido a tortura, y su atroz sufrimiento en soledad, le lleva a exclamar: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. De esta manera, se declara compañero de los hombres caídos y aplastados. “Cristo fue hombre con todas las consecuencias, sometiéndose, incluso a la muerte, y una muerte de cruz”. b). Pero en la Semana Santa, hay algo más que un hombre llamado Cristo, que sufrió por nosotros, hace dos mil años. En ella, se contienen también, todas las pasiones y muertes de quienes ahora mismo, son asesinados, por ser fieles a sus creencias; de aquellos niños, a los que no se permite nacer; de los que tienen que salir de su país, en condiciones infra humanas; de quienes ocupan las cárceles, los hospitales, o son víctimas inocentes de la guerra; de tantos, como padecen la pobreza extrema. La pasión de los hombres es también la de Cristo: “Lo que hicisteis con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Por lo demás, nosotros no podemos defender el sufrimiento por el sufrimiento. Jesús remedió muchos males físicos y morales de los hombres. Él mismo oró para evitar su muerte violenta: “Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz”. Y si al final quiso beberlo, fue, únicamente, por nuestro bien. Desde entonces, el mejor sacrificio que puede y debe hacer un cristiano, es aquel que más ayude a la felicidad de los que le rodean.