El campo de golf de Jaén
Desde que Diario JAÉN nos ofreciera la primicia informativa, somos muchos los aficionados a este sano deporte y estamos siguiendo con interés —y entusiasmo, también hay que decirlo— todo lo relacionado con este proyecto deportivo y turístico. Por lo que conocemos, todo parece indicar que nos encontramos ante una apuesta de primer orden: su tamaño, de 18 hoyos, su grado de excelencia (unas 80 hectáreas de zonas verdes integradas en nuestro paisaje de olivar), su carácter ecosostenible y su calificación de interés turístico por la Junta de Andalucía (con lo que la dotación urbanística se aminora bastante) son aspectos muy interesantes. Aprovechando la potencial capacidad de atracción de turismo nacional e internacional que tienen los campos de golf, nuestra capital podría configurarse, estratégicamente, como el corazón operativo de un turismo de alto standing que se irradiara a comarcas colindantes bellísimas, aunque desconocidas para el gran público, como la Sierra Sur (Los Villares, Valdepeñas, Frailes, Castillo de Locubín, Alcaudete, Alcalá la Real), Mágina (Torres, Albanchez, Cambil, Bedmar, Huelma, etcétera) Sierra Morena con Andújar a la cabeza, la franja Norte (La Guardia de Jaén, Baños de la Encina, Linares, Aldeaquemada, Las Navas, La Carolina), por no hablar del binomio Baeza-Úbeda, que ampliaríamos con Sabiote. La ciudad de Jaén en general, y con ella sus comercios, bares y restaurantes también se beneficiarían de un turismo de amplio poder adquisitivo, pues no todo va a ser jugar al golf y dormir. Por otra parte: ¿Cuántos puestos de trabajo pueden ofrecer, solo en su mantenimiento, 80 hectáreas de zonas verdes de calidad? Me imagino que una barbaridad. También es lógico pensar en un incremento significativo de puestos de trabajos relacionados con los servicios hosteleros y de restauración, deportivos, de ocio y de todo orden. Para nosotros, los aficionados nativos, que somos varios miles en la provincia, poder acceder a estas instalaciones sería algo parecido a lo que, para un aficionado al tenis, supondría poder jugar en las pistas de Rolland Garros: una auténtica delicia. Deporte, turismo y trabajo, también promoción de nuestro paraíso de interior. Ante esta iniciativa valiente, que puede dejar tanto beneficio en nuestra castigada tierra, solo le pido a las administraciones públicas implicadas (local, provincial y autonómica) que, sin detrimento de ejercer los controles legales oportunos, cuiden y arropen un proyecto que puede ser emblemático para nuestra ciudad y nuestra provincia.