Villargordo, su Semana Santa y sus emigrantes
En estos próximos días en los que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Cristo, son bastantes los lugareños que, desde diversos sitios donde se encuentran, vuelven, emigrantes que por unas y otras circunstancias un día tuvieron que marchar, abandonando su lugar de origen, lugar que aunque alejados de él, su recuerdo siempre le acompaña, ya que aquí, dejaron el lugar que les vio nacer, sus raíces, sus familiares, amigos, etcétera, y aunque solo sea por unos días, siempre le es grato volver, y así poder disfrutar de todo lo que un día tuvieron que dejar. Emigrantes que, al igual que Cristo, también emigrante hace ya muchos siglos, salió de Belén huyendo del egoísmo, incompresión y poder de Herodes, y aunque en el mundo continúe existiendo el egoísmo, la incompresión, el poder de los poderosos y la maldición de la guerra creada por el hombre, que genera la emigración forzosa, el hambre, el desarraigo, la muerte y los campos de refugiados, el Papa Francisco nos advierte que no hay que desfallecer, porque él, siempre estará al lado de todo aquel que le busca, y más en esta época que nos ha tocado vivir de incertidumbre, egoísmo y pasotismo. Villargordo, dentro de su programa festivo, cabe destacar conmemoración de Semana Santa, ya que en sus desfiles procesionales se pueden admirar tallas de reconocidos y admirados imagineros, como el granadino Sánchez Mesa o la sevillana Lourdes Hernández, que en la tarde del Miércoles Santo, la hermandad de la Vera Cruz procesiona llevando a hombros la bellísima imagen del crucificado, tumbada sin paso, alumbrando con cirios en color azul, acompañándose con música de capilla, compuesta por A. Martos, hijo del pueblo, que en fecha reciente fue director de la banda sevillana Soria Nueve. Desfile procesional que poderosamente llama la atención, por el orden, fervor y recogimiento, destacando la sencillez franciscana que trasmite el acervo, hondo, íntimo y religioso de todos sus integrantes, al tiempo que nos hacen recordar la forma que en siglos pretéritos eran portadas las imágenes de los crucificados en sus desfiles procesionales.