Conformismo a la corrupción de España

29 jun 2016 / 17:00 H.

He de reconocer que me sorprendió, como a muchísimos españoles, el resultado electoral del 26-J, porque la crecida del PP, el descenso del PSOE, Podemos y C´s, denotan muy claramente la voluntad de un electorado muy temeroso de las nuevas reformas que necesita el país, y que el Partido Popular ha cuestionado a la tremenda, haciendo ver a la ciudadanía que ello puede llevarla al caos, y que las nuevas aventuras sociales que proponen las otras opciones, se apartan de la “estabilidad tranquilizadora” que Rajoy, muy bien llevado por Moragas, ha esgrimido en toda su campaña electoral, originando unos miedos que al final han hecho mella en las urnas. Qué duda cabe que los resultados son los que cuentan, pero después de la euforia demostrada en el balcón del PP, existe otra realidad que es la de la aritmética, y ésta tiene que ser muy clara y concisa, determinante en la inexorable realidad de la ley electoral, que obliga a tener los escaños suficientes para permitir una investidura con la que gobernar el país. El caso español ha quedado complicado y va a requerir de pactos y coaliciones para que el próximo gobierno pueda ser operativo, claro está, bajo la “amenaza-advertencia” de Rajoy en el sentido que de no tener dichos apoyos, optará por no presentarse a la investidura y vayamos directos a otras “bochornosas” terceras elecciones generales. El Rey Felipe VI debe de estar algo mosqueado ante tanta incertidumbre, pero dicho sea de paso, esta sujeto a lo que queremos todos, una hipotética limpieza de España, que inevitablemente está en manos del Congreso de los Diputados, donde a partir de ahora, las cosas van a ser harto diferentes.