Analogía imperfecta

    07 jun 2023 / 09:18 H.
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    Analogía imperfecta

    La declaración institucional de Pedro Sánchez, el doctor “Cum fraude”, el pasado 29 de mayo, me ha hecho recordar otro episodio de la historia de España, que se parece, como dos gotas de agua, a lo sucedido en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo de 2023. Digamos que hablo, como hubiera dicho Joaquín Sabina, de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Alfonso XIII. Cuando se convocaron estas elecciones de 1931, todo el mundo sabía que iban a ser un plebiscito entre monarquía y república. En efecto, a la caída de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), dictadura auspiciada y vista con buenos ojos por Alfonso XIII, el rey había sido abandonado por los monárquicos, era despreciado por los militares y atacado por la izquierda. Por eso, las elecciones municipales de 1931 dieron la puntilla al rey y a la monarquía: la coalición republicano-socialista arrasó en 42 de las 45 ciudades más importante, decantándose los votantes por la caída del rey y por la república. Sin embrago, en el mundo rural, triunfaron mayoritariamente las listas monárquicas. A pesar de esto y antes de que terminase el recuento, la gente se echó a la calle en las ciudades (principalmente en Madrid), para celebrar la caída del rey; se declaró la Segunda República y Alfonso XIII tuvo que hacer las maletas, salir por piernas y exiliarse, ya que “no quiero que se derrame una gota de sangre española”, el rey “dixit”. Como pitoniso tampoco acertó: 6 años después, estalló la sangrienta Guerra Civil (1936-1939). Pedro Sánchez: analogía imperfecta. El pasado 28M de 2023, la ciudadanía española también fue llamada a las urnas para renovar a los representantes municipales y a los de la mayor parte de los parlamentos de las comunidades. En estas elecciones, Pedro Sánchez no se presentaba como candidato. Sin embrago, su implicación personal en las mismas fue total, así como la del jefe de la oposición mayoritaria, Núñez Feijóo. Por eso, estas elecciones pueden ser consideradas como un plebiscito para Sánchez y Feijóo y como la primera vuelta de las próximas elecciones generales para las Cortes. En ambas elecciones, los partidos de izquierda (PSOE y Podemos) y el propio Sánchez sufrieron un nítido, contundente y humillante fracaso. En contrapartida, los partidos de centro-derecha (PP y Vox) y Núñez Feijóo cubrieron la piel de toro con el manto azul y verde de un éxito arrollador y sin paliativos. En efecto, PP+Vox arrebataron casi todo el poder autonómico, recuperando la mayor parte de las comunidades autónomas gobernadas por los socialistas; y ganaron también con claridad las municipales, conservando y/o recuperando la mayor parte de las grandes ciudades (Madrid, Valencia, Sevilla...). Como de casta le viene al galgo, Pedro Sánchez, no ha doblado la cerviz ante la certera y afilada guillotina de las urnas; y, para seguir en el machito, ha tomado una última y desesperada decisión: adelantar las elecciones generales al 23 de julio de 2023, en pleno periodo vacacional y, para más inri, en medio de un interminable acueducto, que no puente. Las razones sanchistas de esta malhadada consulta estival son peregrinas: los resultados nefastos del 23M, que “trasladan un mensaje que va más allá” y que “aconsejan una clarificación de la voluntad popular sobre las políticas que debe aplicar el Gobierno de la Nación y sobre las fuerzas políticas para llevarlas a cabo”. Estas son falsas razones, son una desfachatez. El pueblo español habló el 28M de 2023, como lo hizo el 12 de abril de 1931, y ha dejado las cosas claras. ¿A qué vienen esta coartada y este adelanto electoral?

    MANUEL CABEZAS

    La España descentrada

    La caída, por tercera vez desde la Transición, de un partido centrista y el auge de otro de extrema derecha, después del surgir y decaer de otro de extrema derecha, debe entristecer, pero no desanimar a los demócratas. Quisiéramos avanzar más, pero no olvidemos que venimos de muchos siglos de luchas fratricidas en una gran península dividida por zonas montañosas, que crearon fuertes diferencias culturales entre unas partes del norte y otras del sur, así como del este y el oeste, con los reinados de Castilla y Aragón, por ejemplo. Los modernos medios de comunicación, la entrada en la Unión Europea y la misma pertenencia a la OTAN que frenó a militares golpistas (razón inconfesable del cambio de opinión a querer entrar en ella del entonces presidente del Gobierno, Felipe González), nos llevan hoy a pelearnos ferozmente... sin sangre, incluso en el País Vasco, donde en cuanto a política siempre han sido muy suyos. Deseamos, por supuesto, una mejor convivencia de todas las partes; procuremos subsanar los tropiezos de distintos lados, para conseguirla en mayor grado, incluso, que algunos de nuestros socios comunitarios.

    MARTÍN SAGRERA

    Opacidad en los Premios de Cultura

    El Ministerio de Cultura ha hecho público a través del BOE de 9 de mayo de 2023 la Resolución de 27 de abril de 2023 por la que, como cada año, se convocan los Premios Nacionales de Música. En dicha resolución se establece que las candidaturas a los Premios Nacionales de Música pueden ser presentadas por los miembros del jurado o por las entidades culturales/profesionales relacionadas con la música. En consecuencia, las candidaturas presentadas por las entidades deberían tener la misma oportunidades de obtener el premio que las candidaturas presentadas por los miembros del jurado. Sin embargo, y después de décadas observando a quién se conceden estos premios, es evidente que las candidaturas presentadas por las entidades jamás obtienen el premio, el cual es sistemáticamente otorgado a las propuestas que hacen los miembros del jurado. Asimismo obsérvese que también hay una opacidad absoluta en el procedimiento: el Ministerio jamás ha publicado ni las propuestas hechas por los miembros del jurado ni las candidaturas propuestas por las entidades. Dado que estas últimas llegan al Ministerio a través del registro electrónico Geiser del propio Ministerio o bien enviando un correo electrónico al Ministerio ¿cómo es posible que jamás se hayan hecho públicas? Así los ciudadanos podríamos saber el número de entidades que han propuesto a un mismo artista, y que quizá sería mayor que el número de votos del jurado a sus propias propuestas... Por otra parte habrá quien piense que, dado que cada año llegarán cientos de propuestas desde las entidades al Ministerio, los miembros del jurado quizá no tengan tiempo de leerlas todas y prefieran centrarse únicamente en sus propias propuestas. De ser así, sería deseable que el Ministerio lo aclarase y que se elimine la posibilidad de que las entidades puedan proponer candidaturas. Y así menos trabajo inútil para todos.

    ANA DE DIEGO GARCÍA

    Cartas de los Lectores