Zabaleta
y la tierra

    10 nov 2021 / 16:19 H.
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    La pintura del quesadeño Rafael Zabaleta huele a campesinado, romería de la Virgen de Tíscar y a tierra labrada con sudor y lágrimas por esos hombres y esas mujeres que se dejan la piel y las riegan con sus lágrimas para cosechar la fruta y las espigas de la hogaza. El pintor de la geometría me interesa, no solo por sus formas, sino por sus colores unipersonales, algunos de ellos emparentados con los entornos de la sierra quesadeña y guadalquivera, pues por algo nace el Betis o río Grande en el Poyo de Santo Domingo de la Cañada de las Siete Fuentes. Pintor de paisajes y paisanajes, ese rostro curtidos en mil batallas con la tierra, nos demuestra que vivir del campo es pedir a las alturas que llueva, y sea lo que Dios quiera, porque el hombre propone y Dios dispone. Rafael Zabaleta, la prodigiosa paleta, que hizo de la geometría y de los pigmentos, una pintura que entra por el ventanal de la mirada, pero que se queda, para siempre en la retina. Amigos míos, conocer la obra de Rafael Zabaleta, el pintor de la tierra y el campesinado, más otras interesantes pinceladas, es una obligación como jaeneros, conocerlo, pues se trata de un pintor que rompió moldes y fue único en su estilo y bien hacer.

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