Yo y mi robot

05 nov 2018 / 11:42 H.

H es un hombre solitario, no le gusta salir y le cuesta relacionarse con las mujeres. Lleva varios años ahorrando para comprarse un robot, pero no de esos de cocina que lo mismo te hacen un gazpacho que un arroz con leche, no. Él quiere un “ginoide”, que satisfaga sus necesidades..., bueno, ya saben ustedes, esas que se suelen satisfacer en la cama. Ahora los fabrican muy reales, puede elegir la cara y el cuerpo de su actriz favorita. Además, nunca se quejan ni les duele la cabeza. M es una mujer muy ocupada, quiere alcanzar un puesto de responsabilidad en su empresa y no puede permitirse el lujo de enamorarse y que le hagan un bebé. Eso acabaría con su carrera. Ha oído hablar de los “androides”, chicos artificiales que te pueden hacer pasar un buen rato, y sin efectos secundarios. Incluso los hay, los más avanzados, que pueden demostrar sentimientos. Como cada día, M y H se han cruzado en el portal de su casa, ni siquiera se han mirado. Quizás, si lo hubieran hecho, si se hubieran fijado el uno en el otro, se habrían gustado y ninguno de los dos tendría que pagar más de 10.000 euros por no sentirse solo. Y usted, ¿ha elegido ya su robot?