Yo sí te quiero

Qué tonto fui cuando no te miraba como debía, dejando caer muchos gestos y soslayos que ahora comprendo te podrían estar haciendo daño. Cómo he sido capaz durante tiempo de no ver lo que valías, sin comprender que estar a tu lado era de lo mejor que tenía. Desperdicié esfuerzos mirando a otras como que allí fuera a encontrar un brillo que en ti no reconocía, cuando tú aún no me habías negado nada. Cómo fui tan insensato que despreciaba a mi propia esencia y lugar. Ha tenido que ser cuando te he observado gravemente enferma cuando quiero reaccionar. Porque aún te siento viva bajo mis pies, porque aún llevas de la mano a tus hijos y es seguro que no quisieras verlos marchar, dado que eres madre con el coraje y orgullo suficiente entre tus cuatro puntos cardinales. Te pido perdón en primera persona por no haberte valorado como mereces, y no haber visto antes que mi falta de implicación para valorizarte fue el inicio de tu decadencia. No te rindas, nuestras hijas y las hijas de nuestras hijas te necesitarán. Yo te quiero, y te defenderé, digan lo que digan, mi olvidada Jaén.