Yo contribuyo

    02 may 2023 / 10:19 H.
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    Sí, yo contribuyo al mantenimiento del denominado Estado del Bienestar pagando los impuestos que me corresponden como ciudadano español. Desde el pasado 11 de abril, en que se abrió el plazo para presentar la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), y hasta el próximo 30 de junio en que concluye, seremos muchos los millones de españoles que pasaremos por las ventanillas (físicas, telefónicas o a través de Internet) de la Agencia Tributaria para cumplir con nuestras obligaciones fiscales. Es lógico que ahora los ciudadanos nos preguntemos por el destino al que dirige el Estado los recursos captados a través de la exacción fiscal llevada a cabo en estas fechas. Parece obvio que para mantener la estructura institucional (poderes legislativo, ejecutivo y judicial) se requieren recursos, así como para asegurar el orden público, la defensa nacional y la representación diplomática en el exterior, como también para la ampliación y el mantenimiento de las infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, embalses hidráulicos, etcétera). Asimismo, una parte muy importante de los ingresos se dirigen a modificar la distribución de la renta en sentido igualitario mediante políticas de gasto público, tales como las transferencias en efectivo (por ejemplo, subsidios por desempleo y ayudas a empresas), o bien mediante pagos en especie (por ejemplo, educación, sanidad, políticas sociales y dependencia). Sin necesidad de ser exhaustivo, parece evidente que el catálogo de destinos al que dirigir los ingresos es amplio, entre los que destaca el mantenimiento del Estado del Bienestar, que incluye aquellas intervenciones públicas encaminadas a mejorar el bienestar y calidad de vida de los españoles (pensiones, sanidad, educación, ayuda a las familias, seguridad e higiene en el trabajo, conservación ambiental, etcétera).

    A pesar de lo farragosas e incómodas que resultan las cifras para el lector, no me privaré de resaltar que en los vigentes Presupuestos Generales del Estado para 2023, la principal partida de gasto son las pensiones (41,8 por 100 del total), absorbiendo las prestaciones por desempleo el 4,7, mientras que la producción de bienes públicos, tales como sanidad, educación y cultura apenas dispusieron del 2,5 por 100, si bien es cierto que gran parte de estos capítulos están cedidos a las comunidades autónomas. Asimismo, justicia, defensa, seguridad ciudadana, instituciones penitenciarias, política exterior y cooperación al desarrollo dispuso de 27.395 millones de euros (6,0 por 100 del presupuesto). Definimos a la Economía como “la ciencia que trata de satisfacer necesidades humanas con recursos escasos susceptibles de usos alternativos”. Pues eso, que los destinos de los recursos públicos son muchos y alternativos, mientras que los ingresos siempre resultan insuficientes. La “prueba del algodón” es que al finalizar el pasado mes de febrero el endeudamiento de las administraciones públicas se situó en España en 1,52 billones de euros.

    Los ciudadanos siempre defendemos nuestro derecho a una buena educación, a una mejor sanidad pública, a más y mejores infraestructuras, a pensiones dignas y que evolucionen de acuerdo con el coste de la vida, a subsidios de paro o de incapacidad laboral, a una mayor seguridad pública, a una digna representación en el ámbito internacional, etcétera. Pues bien, para conseguirlo hacen falta ingresos y éstos salen necesariamente del bolsillo del contribuyente. Debemos de pagar, sí, pero también tenemos derecho a exigir a nuestros gobernantes de los diferentes ámbitos (estatal, autonómico y local), que cumplan estrictamente con la finalidad de los impuestos, que eliminen gastos superfluos, que sean eficaces y eficientes en el gasto público, que persigan a los defraudadores, que luchen contra la evasión fiscal y la economía sumergida, así como que sean respetuosos con el mercado y con la iniciativa privada generadora de riqueza y de empleo. Sí, yo contribuyo con mis impuestos, pero quiero un sector público más eficiente, productivo y transparente en la gestión de nuestros recursos.

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