Yo, asesora

Yo he sido asesora durante 15 años y me repele ver que el desprestigio del término parece tener un vínculo inextricable con los casos de corrupción política. Los asesores son una herramienta democrática de cada ministerio, consejería o concejalía para aquellas cuestiones que exceden del trabajo funcionarial en el ejercicio de transparencia política. La obligación de los gobiernos de dar cuenta a los ciudadanos, especialmente del uso del dinero público, requiere una labor diaria de recogida de datos e información estricta que supone un empeño meticuloso y apenas valorado. Por este trabajo, el cargo público expone su competencia, responde en tiempo y forma a las cuestiones ciudadanas de los portales de transparencia, a los Defensores del pueblo o, entre otras cuestiones, a los controles por parte de los grupos políticos en Comisiones o Plenos. El problema no son las balas, es su velocidad. El problema no son los asesores, es la ingente cantidad de asesores de las administraciones y empresas públicas españolas. Eso nos diferencia del resto de las democracias de nuestro entorno y, desde luego, no facilita el control de unos puestos que deberían realizar labores técnicas y no cortesanas.