Ya se acerca...
Ya se acerca el otoño de puntillas, se acerca levemente... Conquistando los días del calendario, llega entre nubes grises, con esa brisa suave que de repente, baila ligera sobre la ciudad. Se oye su voz de lejos... su mirada ha pintado de plomizo el cielo recién amanecido. El verano va perdiendo su fuerza, va desarticulando sus pasos sobre la piel de los días, y apagando su ardor, se va alejando como un tul que se arrastra suavemente.
El marrón y amarillo irá vistiendo el tiempo de esos tonos marchitos en las hojas caducas. Irán los días cayendo en el gris horizonte donde el sol se despide, allí en el mar de olivos.
El otoño se acerca... paso a paso como una sombra ocre. Vendrá la lluvia a conquistar los campos, a bañar los caminos, las calles, las aceras... A reflejar estrellas sobre un charco donde titilar sus argentinos cuerpos, temblando sobre el agua.
Alguna tempestad volverá a descolorar el azul para pintar de grises los cielos que nos cubren; y en un gran aguacero, se escuchará el rugir de la tormenta.
Ya se acerca... se acerca, poco a poco, como no queriendo enfadar al verano que siente su partida. Las noches llegan antes, a cubrir de negrura el firmamento, a posar su oscuridad en los tejados, a transmitir un compás de gotas transparentes, con notas de sonidos cristalinos. El alba se hace lenta, como no queriendo despertar, aunque el despertador no perdone su voz cuando el tiempo ha llegado y clama su sonido.
Por más que retengamos al verano, el otoño vendrá un año más a pisar esas hojas secas que bailan en los parques, las calles, los caminos... volverá el fresco amanecer, cuando la aurora se deshace en el cielo y el astro rey ilumina levemente la tierra que nos guarda.
El jardín se despierta sobre una colcha de colores castaño y en las flores se percibe el perfume, los árboles ondeando sus ramas desperezan sus copas moribundas. Los tallos van quedando desnudos, sin abrigo, porque a ellos les complace el invierno y mostrando su interior, se dan a conocer cómo son realmente.
Ya se acerca el otoño, se acerca levemente, con el alba callada o ruidosa, con la lluvia que llora en los cristales o los días de sol amables y sonrientes.
Ya se acerca el otoño, con su voz transparente.