¿Y si le pidieran...?

Qué le parecería sentarse en la silla de una terraza en una cafetería apetecible para desayunar, y que, al llegar el camarero, supuestamente para tomar nota de lo que desea tomar, le saludase educadamente y le solicitase con frialdad y costumbre la declaración de la renta? El hecho es que usted quedaría estupefacto, atónito. El camarero le explicaría que necesita el documento de la declaración de la renta para saber si pertenece al uno por ciento de la población más rica, pues la terraza está reservada para estas personas con ese nivel adquisitivo. Diré que esta situación es ficticia y que forma parte de una campaña de concienciación a la población del primer mundo por parte de la ONG Oxfam Intermón. Pertenecemos al diez por ciento de los más ricos del planeta pues disponemos de agua corriente en nuestros grifos, electricidad en nuestros hogares, ropa con la que vestir nuestros cuerpos y demás enseres que nos adornan nuestra zona de confort, aunque nuestro fin sea quejarnos y consumir aplicaciones sin piedad en nuestros Android o iPhone. Esta campaña claramente hace un inteligente llamamiento a los sentimientos, a la conciencia del bienestar, a la desigualdad, a la pobreza. Pensemos.