... Y Set
Siguiendo el Génesis, aprendimos durante el bachillerato que Adán y Eva tuvieron dos hijos, Caín y Abel, y que al asesinar el primero al segundo, Eva concibió a un tercero, al que pusieron de nombre Set, que cumplió más de novecientos años. Enós fue hijo de Set y en su época se inició la invocación a Dios con el hombre de Yahveh. No es mi intención entrar en polémicas, pero pensamos que la evolución de la vida vegetal y animal han dejado aparcadas estas leyendas piadosas, destinadas, sin maldad alguna, a una más fácil comprensión de la realidad por parte de unas sociedades atrasadas y, consiguientemente, temerosas.
En alguna ocasión me he preguntado por el significado del nombre Set. ¿Sabemos qué significa “sustituir”? Al parecer lo nominó así Eva, entendiendo que el Creador le había premiado con un sucesor del bondadoso Abel.
El rabino Rashi defendió que Set fue, realmente, el padre de la Humanidad, al ser el ascendiente de Noé. Los malos, descendientes de Caín, perecieron en el Diluvio. Zohar, por su parte, afirmó que Set fue el ancestro de todas las generaciones de los justos de la Tierra. Según Flavio Josefo, Set fue un hombre virtuoso y afable y que sus descendientes existieron como primeros sabios en la investigación del Universo y en el descubrimiento de nuevos inventos y de la anatomía, que supusieron un gran avance en la supervivencia y la historia de la Humanidad. Desde el Cristianismo se intentó hacer más real el mito: Adán y Eva llegaron a tener nueve hijos. Set casó con su hermana, que dio a luz a Enós. La primitiva Iglesia armenia elevó a los altares a Set, festejado cada 26 de julio, junto a Adán, Abel y otros. Genealógicamente, Jesús también descendía de Set. Los seguidores setienos se consideraban anteriores al cristianismo.
Continuar con la visión de Set desde el Islam, sería sobrepasar lo permitido en la extensión de esta página. Basta recordar que los musulmanes lo consideran como otro gran profeta, como su padre Adán. Creo que la clave para hoy la encontramos en la palabra “sustituir”, que no es, precisamente, suplantar, sino que también es suplir y suceder. La Humanidad se entiende como una continuación de la especie, con momentos cumbres y de ocaso, dependiendo de las circunstancias. Somos hijos de Set, pero no estamos seguros de que los cainitas se liquidaran con el Diluvio.