Y el séptimo descansó

    04 ago 2019 / 11:22 H.

    Vacaciones es una de las palabras que más s repten en estos meses, suenan a un mantra casi sagrado que, desde hace meses todos planean y organizan. Nuestro mundo, instalado en la prisa y en la inmediatez, que hace de todo una urgencia, que cultiva el estrés, ha sacralizado las vacaciones como algo esencial en todas las profesiones. También es cierto que no todos pueden disfrutarlas de igual modo: los que pueden económicamente pero tienen situaciones familiares o laborales que los atan y los que por economía no se las pueden permitir, es decir que un derecho universal se convierte en un privilegio para muchos y una carencia para muchos mas. También soy consciente de la cantidad de personas que gracias al verano encuentran trabajo en el sector servicio y que gracias a estos meses pueden disponer de un empleo y un ahorro para otros meses más difíciles. Lo que sí creo que tenemos claro es que las vacaciones son necesarias para romper la monotonía de la vida, disfrutar de la naturaleza o el arte, pasar más tiempo con la familia y, en definitiva, descansar no solo del trabajo sino de muchas rutinas y problemas que la vida conlleva. Siento los que no pueden disfrutarla por cualquier motivo, al fin y al cabo Dios descansó al séptimo día de la creación y nadie es tan fuerte como Él.