Vuelve el verano

Vuelven las carreteras con el tractor al lado de la gasolinera vendiendo melones. Contar olas del mar. Los saltos en la arena. Comprar chanclas. La hamaca en el pompis
y la sombrilla en el helado. Los flotadores raros. Bailar una canción por temporada y el hielo a las bebidas. Vuelven las vacaciones. Las meriendas en papel albal de los cines de verano. Comer pipas. Pescar mariposas. Saludar con esa bicicleta desenfrenada a los espantapájaros. Perseguir cometas. Las pulseras en los tobillos. El sombrero tímido. La compra de cangrejeras. Vuelven las persianas a desenrollarse. La lectura de ese cómic. Risas en los trampolines. Los dientes que castañean, la marca de la camiseta y los dedos arrugados como garbanzos. Las fiestas de los pueblos. Juntarse con los primos. Los pueblos vuelven en verano. Tener amores inolvidables y amigos que se recuerdan. Abrigarse con tres sudaderas e ir en bermudas. El mareo del abanico. Vuelven los dientes verdes, rojos y negros por comer moras. Y la sopa de letras de papel. El vértigo en los paisajes. Las amplias tardes. Esperar la puesta del sol. Y vuelven los deseos que nos guardan las estrellas.