Vuelta al cole

Hace unos años se decía que los padres por estas fechas se estaban relamiendo y frotándose las manos al aproximarse el inicio de curso —¡por fin descansaban!— y que la pesadumbre se apoderaba de los críos que debían volver cabizbajos a sus aulas. ¡Cómo ha cambiado el cuento! El pasado viernes se inició el curso escolar y las sonrisas de los alumnos rebosaban sobre sus mascarillas. La ilusión bailaba en armonía con el brillo de sus ojos; y los latidos de sus corazones inquietos palpitaban emocionados al volver a encontrarse en su fila con sus amiguetes. Sin embargo, los padres rezumaban estrés provocado por cientos de mensajes de los diferentes grupos de whatsapp que llevaban días sonando, eludían miradas por no coincidir con esas familias a las que envidian, tragaban saliva al intentar cuadrar croquis de imposibles horarios de todas aquellas extraescolares innecesarias a los que han (sobre)apuntado a sus respectivos hijos e intentan superar el drama que se han creado porque la maestra de turno no les gusta y no ha caído con su amiguito de la academia en clase... ¡Qué bonito es sentir la felicidad de cientos de alumnos en los pasillos del colegio! Padres y madres, sería precioso que ustedes también pudieran disfrutar igual que lo hacemos los docentes.