Volvemos

El título dado a esta columna puede llevarnos a pensar en aquello que todos tenemos en mente en este final de agosto, en esa vuelta a nuestras aulas, a nuestros diferentes trabajos o en esa rutina que ya se vislumbra en estos últimos días de verano. Pero, sin embargo y, desgraciadamente, no es así ya que estas palabras desprenden la indignación, impotencia, tristeza o incomprensión que todos compartimos durante estas semanas con las noticias llegadas desde Afganistán. Y es que volvemos a ver imágenes catastróficas de años atrás en ese país provocadas por seres desalmados pero sí que armados movidos por ininteligibles intereses, volvemos a encogernos con las miradas de desesperación y de miedo de multitudes huyendo hacia lugares que abracen y que acojan para sentirse nada menos que personas; volvemos a descubrir la miseria del hombre cuando se destapan casos de niños o adolescentes que son prostituidos por los poderosos o “señores de la guerra” en el llamado “Bacha Bazi” y volvemos a llorar con el alma al saber que la mujer no es más que un objeto de posesión tras un burka que ha de ocultarlo todo perdiendo lo esencial: el derecho a vivir con libertad. Y volvemos y no entendemos.