Vivir humanamente

    08 dic 2019 / 11:15 H.
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    La corrupción se inició el día en que un hombre quiso “poseer”, olvidándose del “ser” (humano). Entonces comenzó una guerra invisible entre poseedores por las posesiones. Y así fue sucediendo en el mundo hasta llegar al día de hoy, en el que aquella guerra invisible por las posesiones derivó en la formación de sociedades y organizaciones mundiales, unas conocidas y otras no, que hoy comandan la Tierra y actúan de cerebro sobre un cuerpo cuyos órganos serían las naciones. Y a resultas de ello, en mi opinión, precisamente por esto las naciones han ido enfermando a medida que el cerebro iba invadiéndolas del “poseer”, infectando e hiriendo de muerte al “ser” (humano). Y así llegamos hasta aquí, siendo seres humanos en la mayoría deshumanizados, olvidados de esa “humanidad” con nosotros mismos y con los demás. Pero frente a todo ese poder maldito, el ser (humano) hoy tiene que alzar su voz como lo haría Sócrates en su obra Critón, allá por el año 400 a. C., cuando disertaba sobre la integridad del hombre y reo de muerte que fue: “No es el vivir lo que ha de ser estimado en el más alto grado, sino el vivir bien, rectamente; y vivir bien, vivir honestamente y vivir justamente son lo mismo”.

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