Vivir en Marte

Caminar por la Vía Verde en sentido Córdoba, desde la estación de Alcaudete, es una de mis aficiones favoritas. Me gusta recorrerla en solitario, dejar que mi mente se extravíe entre olivos y que las historias fluyan por mi cabeza a su libre albedrío. Algunas de mis obras han surgido en esta senda, tan inspiradora para mí. Siempre me detengo cuando llego al paraje de la Laguna Honda para contemplar sus aguas tranquilas, con suerte, si es la época, puedo avistar algún grupo de flamencos. Por eso me ha llamado la atención que en el serial Tierra de viajes que está haciendo el Diario JAÉN se compare la Laguna Honda con un paisaje marciano. A vista de pájaro lo parece, las tierras rojas que la rodean y el salitre reseco de su superficie nos pueden recordar a Marte. Ni una gota de agua alivia la sequía de este humedal. Me pregunto qué estamos haciendo con nuestro planeta y cómo es posible que todavía haya gente que niegue el cambio climático. Ayer mismo, hablaba con la cajera de un supermercado de la cantidad de plásticos que se utilizan en la mayoría de los productos, incluso en los frescos como carne, frutas o verduras. Es solo un ejemplo de cómo contaminamos nuestro hábitat, ¡hay tantas formas de hacerlo! Deberíamos plantearnos si lo que queremos es vivir en Marte.