¡Vivir con los muertos!

Estos días de noviembre recordamos a los difuntos en los cementerios, con actos religiosos y ofrendas florales. En la novela de J. Guzmán, ¡Ay mama Inés! Crónica testimonial sobre las exploraciones de P. Valdivia en el sur del imperio Inca, luego Chile, los soldados españoles hallaron casas en aldeas con una habitación con indios embalsamados y sus enseres; los conservaban. Los muertos viven en los recuerdos familiares, en sus obras y legados, en sus logros y errores. Siguen los socialistas legislando contra la Historia de España, ahora ley de (su) memoria democrática, juicio sumarísimo y extemporáneo contra los cadáveres del frente nacional-católico en la Guerra civil; exigen sus exhumaciones para soliviantar a los vivos, darán compensaciones póstumas a otras víctimas. Cortina de humo para tapar el paro, deuda soberana, atraco fiscal en hidrocarburos, luz, IBI, IVA, etcétera, despilfarro, corrupción, ideologías, etcétera. La Historia, magistra vitae, es rica fuente de convivencia nacional, no arma electoralista. Despreciar el pasado, odio a la nación española, hispanofobia según María Elvira Roca. ¡A las buenas obras de muertos y vivos!