Viva nuestra España
Una de las particularidades de la especie humana es su propensión a crear símbolos. Los simbolismos han jugado un papel esencial en la conformación de las sociedades desde los albores de la historia. Con ocasión de la Eurocopa, hemos visto cómo dos futbolistas, Lamine Yamal y Nico Williams, se han convertido en símbolos. Los dos tienen algo en común: son hijos de inmigrantes. Resulta inevitable que, en estos tiempos turbulentos cargados de xenofobia y racismo, los dos jóvenes deportistas hayan adquirido sin proponérselo un significado que va más allá. Se han convertido en dos estrellas surgidas de la marginalidad de la inmigración en un momento en que la ultraderecha está envalentonada. Erigir a nuestras dos estrellas racializadas de la Selección Española como una instrumentalización de unos cuerpos, es necesario y referencial; ya que en lo cotidiano hay un rechazo constante y una invisibilización de la diversidad étnica en España. Que hayan logrado convertirse en referentes para millones de jóvenes es la mejor dosis de educación. Hay muchos Lamine y Nico en nuestros barrios y vecindarios que merecen el mismo respeto y admiración.