Viva el esperpento
Somos tan inteligentes los humanos que hasta nos afanamos en enfrentarnos y en destruirnos los unos a los otros. Estamos progresando tanto que, como dicen algunas preclaras mentes pensantes, caminamos hacia nuestra propia autodestrucción. La locura humana no tiene límites: guerras cada vez más mortíferas y sofisticadas. Terrorismo salvaje en un contexto de barbaries presentadas como “revoluciones sociales”. Nada tiene justificación cuando se usa a gentes inocentes como carne de cañón o como rebaño de rehenes y de escudos humanos.
El mundo se está tornando trágico esperpento donde la vida humana y el estado de derecho valen muy poco: se compran, se venden o caprichosamente se destruyen. Esperpéntico es que el futuro político de España lo decidan partidos independentistas que odian la unidad y la igualdad entre españoles. Esperpéntico es que una vicepresidenta del Gobierno veladamente justifique el terrorismo palestino. O se dedique a hacer carantoñas a un prófugo que, desde 2017, vive a cuerpo de rey en un palacete de Waterloo. En política no puede valer todo. Hoy triunfan quienes se dedican a dividir y a enfrentar a unos ciudadanos contra otros. Se sienten dioses y se facultan para decidir sobre las vidas y las haciendas de los demás. Y los votamos. ¡Viva el esperpento!