Vísteme despacio

Fue el uno de junio de 2010 cuando el Partido Popular presentó el recurso de amparo contra la ley del aborto del entonces presidente Zapatero. Casi trece años después el Tribunal Constitucional por fin ha hablado y ha decidido avalar esa ley. El esperado finiquito a tan excesiva demora en pronunciarse lo han dado los magistrados progresistas que recién estrenada su mayoría, votaron en contra del dichoso recurso. Aunque habrá quien no esté de acuerdo con lo dictado, a nadie parece que le haya cogido de sorpresa esta resolución definitiva, hasta Feijóo admite ahora que no es tan mala ley para la sociedad de hoy. Es lo que le pasa también a su partido, que en su afán de retrasar más tiempo del conveniente una decisión constitucional a capricho y por intereses puramente partidistas, siempre llega tarde y sale retratado en bolas. Pero sucede que con estas cosas que no son minucias y otras que exigen premura por su calado social y democrático, dan lugar a que luego la gente de a pie cuando presta atención a tanto desbarajuste, solo le queden posos de dudas y desconfianza hacia los mandamases de la administración de la justicia española.