Virtud y castigo

El poeta John Milton dijo que la mente es su propio lugar, lo cual me hace pensar que todas las decisiones parten de las encrucijadas que tomamos, que las palabras toman forma y que nuestra vida se teje con miles de miedos, esperanzas y rituales. ¿Qué es la culpa? Podría decirse que es un instrumento de control, convencer es vencer por lo que si alguien está convencido de estar equivocado, sufre aún sin estarlo. La culpa es una brújula que debemos llevar colgada del cuello, persuadidos de que cuanto menos necesitamos mirarla menos nos va a pesar. Aunque pueda ser un castigo o un recordatorio moral, ¿quién porta la culpa? En el libro “Por quién doblan las campanas”, de Hemingway, leí que la culpa la lleva quien está dispuesto a soportarla. Por ello pienso que un exceso de culpa puede ser tan perjudicial como la ausencia de ella, ya que un hombre sin culpa ni es noble ni es valiente, y solo es hombre de nacimiento. El verdadero valor de la culpa es hacernos sentir responsables de nuestros actos mientras aprendemos a vivir honestamente pese a nuestros a errores. Si la mente es un lugar, hay que saber qué puertas no deben abrirse.