Viaje hacia la igualdad de edad

24 sep 2019 / 08:56 H.

Con motivo del Día Internacional de las Personas mayores que se celebrará el próximo 1 de octubre, Naciones Unidas y las organizaciones de mayores a nivel mundial han vuelto a hacer un esfuerzo de concienciación, sobre el riego de un incremento de la desigualdad y la discriminación durante la vejez y la urgencia de hacer frente a las situaciones de necesidad en las que se encuentran las personas mayores. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) reconocen que el desarrollo solo se puede lograr, si incluye a todas las edades y se empoderará a las personas mayores en todos los ámbitos del desarrollo, incluida su participación en la vida social, económica y política. Sin embargo en el Congreso de los Diputados, por poner un ejemplo, contamos ahora con tan sólo diez parlamentarios con 65 o más años de un total de 350.

Para 2030 se espera que el número de personas de 60 años aumente hasta llegar al 20% de la población mundial y, en países como España, seremos más del 30% de la población. Este cambio demográfico es, probablemente, el fenómeno que más va a influir en nuestro modelo de sociedad y afectará a todos los ámbitos de las políticas públicas, desde la salud, la educación ó el empleo. También a la economía, el ocio, la cultura y las responsabilidades familiares en la tarea de los cuidados. A pesar de eso, seguimos sin colocar en la agenda política los desafíos del envejecimiento y las necesidades de las personas mayores.

Desde hace más de una década desde algunas instituciones como Helpage, y la mesa estatal por los derechos de las personas mayores, venimos reivindicando una Convención de Naciones Unidas sobre los derechos humanos de las personas mayores, para que los estados y todas las instituciones aborden con políticas concretas el bienestar de las personas en todas las etapas de la vida, y existan mecanismos para prevenir la discriminación y los abusos que se producen en la vejez. Todo ello en aras de ir construyendo entornos amigables con la edad, que nos permitan envejecer de manera segura, con todos nuestros derechos garantizados. Desde las pensiones, a los derechos a la participación social y política, pasando por el derecho a decidir donde y como queremos vivir, aun cuando podamos encontrarnos en alguna situación de dependencia. Urge acabar con los estereotipos en torno a la edad que lamentablemente siguen marcando las pautas y los comportamientos de la sociedad y de las familias. La juventud se considera la etapa de la vida con mayores valores positivos asociados, mientras que la vejez permanece asociada solo a valores negativos como la demencia, la dependencia, ó la soledad. Todos estos prejuicios hacia las personas mayores no responden a la realidad de un colectivo tan heterogéneo como numeroso. Los estereotipos producen a diario un sinfín de discriminaciones directas e indirectas, que se generalizan tanto en las familias como en todos los ámbitos de la vida social. Sería deseable por tanto que en los programas electorales y de gobierno, no sólo se hable de pensiones, cuando se aborden las respuestas a las necesidades y derechos de las personas mayores. Que importante sería que España, siendo uno de los países más envejecidos de Europa, se convirtiera en pionero en políticas para el bienestar de las personas mayores, ofreciendo oportunidades para que todo el mundo pueda seguir contribuyendo de manera efectiva a nuestra sociedad y no sólo seamos receptores de atención y protección social cuando lleguemos a la vejez.