Verde, blanca y verde

29 feb 2020 / 11:19 H.
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Lejos de querer entrar en un enfrentamiento de guerras de banderas, sí que es un orgullo para mí recordar en estas solemnes fechas la composición de nuestros símbolos y a la sazón escribir sobre el “andalucismo histórico”. Cantaba con el alma, el extinto trovador andaluz Carlos Cano, una bella canción que le pone título a este artículo. Nuestra bandera está formada por tres franjas horizontales de idénticas dimensiones, las dos exteriores de color verde, símbolo de esperanza; la interior es de color blanco y representa la paz. En el centro se halla el escudo y en su interior se distingue al semidios griego Hércules, fundador mitológico de Cádiz “Dominator Hércules Fundator”. El héroe aparece sujetando a dos leones, que significa el dominio de la inteligencia sobre la fuerza. Las columnas y el arco simbolizan a Andalucía como nexo de unión de dos continentes al ser la puerta de Europa por la entrada de África. Una orla envuelve el escudo anunciando la influencia que los andaluces ha recibido de los diferentes pueblos y culturas a través de su historia por estar donde está, con la gente que pasó por su tierra para ir a otros lugares.

En lo que se refiere al himno de Andalucía, recordar que la letra la compuso el propio Blas Infante y la música fue de José del Castillo Díaz. Hoy día su mensaje sigue teniendo plena vigencia, en una de sus estrofas reivindica enérgicamente los derechos del pueblo andaluz dice: ¡Andaluces levantaos! ¡Pedid tierra y
libertad! ¡Sea por Andalucía libre, España y la humanidad!

Hablar del “andalucismo histórico” es hacerlo de la Tesis de Antequera, de 1883; de la Asamblea de Ronda y Córdoba, de 1918-19; del Congreso autonómico de Córdoba, de 1933. La Tesis de Antequera se puede considerar como el primer Estatuto de Autonomía andaluz, que ponía las bases para posteriores Asambleas y Congresos. La Asamblea de Ronda estructuraba a España en un “estado federal” en el que se debía reconocer a Andalucía como país, nacionalidad y democracia autonómica.

En el Congreso autonómico de Córdoba, en 1933, se redacta el manifiesto andaluz de Blas Infante y también por parte de la dirección del Centro Andaluz. En este acto político, Blas Infante reclama al Estado poderes para organizar una Junta del país, que rescate del poder central competencias para el desarrollo socioeconómico de la comunidad andaluza, y también un cuerpo legislativo propio, reformar la Ley Agraria, dotar a la comunidad de organismos culturales y educativos para un eficaz aprendizaje, todo ello provisto de unos recursos económicos suficientes que posibilitara tal fin. En junio de 1936 se celebra en Sevilla una asamblea Pro-Estatuto, entre los nacionalistas estaban Blas Infante, presidente de la mesa, Rodríguez Escobar y Leal Calderi. Se creó una comisión que debería ratificar el estatuto en septiembre
del mismo año.

La Guerra Civil y la dictadura franquista acabaron con la democracia. En 1977 se celebraron las “primeras elecciones generales democráticas”. El proceso autonómico se inicia con la celebración del “Referéndum andaluz” (28 de febrero de 1980), que supuso un triunfo clamoroso de nuestro pueblo en las urnas,
optando por la vía de la autonomía plena de Andalucía.

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