Veinte años no es nada

    02 nov 2019 / 11:15 H.
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    Hace un mes de hace veinte años comencé mi colaboración como columnista en este periódico. Ha pasado mucho tiempo, he cambiado de periodicidad y de formato en varias ocasiones, pero aquí seguimos erre que erre y al pie del cañón. Este camino no lo hubiera recorrido sin el aliento y los buenos consejos de muchos colegas, sobre todo del gran periodista a la par que amigo, Antonio López Quero. Él me ha ayudado a pulir un estilo, el que todos ansiamos y nunca sabemos si lo conseguiremos alguna vez. El reto era no defraudar a quien me dio el encargo ni a mí mismo, y me ha costado un cojón y parte del otro. Escribir en libertad y sin prejuicios no es tan fácil, a pesar de lo que algunos creen. Opinar desde la independencia tiene tarea, pero ese debe ser nuestro horizonte: la loa ramplona y zafia no es opinión, es sumisión para hacer méritos, y ahí es donde está la barrera que nunca conviene sobrepasar. Decía Carlos Gardel en uno de sus históricos tangos: “Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien, sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada...”.

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