Vandelvira da la espalda

No crean, ni por asomo, que escribo en esta ocasión de mis batallitas literarias, pues a mí eso son para los amantes del impulsos guerrero que me traen al pairo. Andrés de Vandelvira fue el arquitecto o maestro cantero de Alcaraz, que no de la sierra, del mismo nombre albaceteño, no se merece por sus méritos acumulados que le esté dando la espalda a su magistral obra. El bronce está situado frente al Sagrario, un añadido posterior a la construcción de esta imponente Catedral, iniciada con un Gótico y que terminó en el refinado Renacimiento. No sé a quién se le ocurrió la idea de ponerle aquí, ya que lo más sensato hubiese sido enclavarlo en la plaza de Santa María, de tal forma y manera que estuviese mirando a la fachada catedralicia, y así poder estar orgulloso de su creación, a golpe de piedra labrada, constancia, esfuerzo y fe espiritual. No está bien que su mirada, con las pupilas de cistado, como diría mi admirada Rosa Barriga, están mirando a todo menos a su hermosa e inigualable Catedral. Así que manos a la obra y pongamos para siempre, amén, a Vandelvira en el sitio que le corresponde.