Valoro vuestros pasos

Así que nuestro cerebro tiene la respetable cifra de sesenta y cinco mil millones de neuronas. Pues lo verdaderamente interesante es cómo teniendo el mismo punto de partida somos tan distintos unos de otros. Los míos tienen fundamentalmente dos características: huelen la demagogia como los gigantes de los cuentos olían a carne humana y por supuesto, la rechazan de plano. Por otra parte valoran a las personas que se esfuerzan por hacer una sociedad mejor. Voy a poner como ejemplo, aunque sé de antemano que no todo el mundo estará de acuerdo y aprovechando que tenemos tan reciente nuestra Semana Santa, el trabajo que conlleva cuidar nuestro patrimonio y organizar los cultos. Esto solo lo valorarán los creyentes y no trato de convencer a nadie. He dicho valorar en su justa medida, no que no haya infinidad de aspectos que mejorar y en los que hay igualmente que arrimar el hombro. Valorar significa que quien les escribe detesta el tomate crudo en la misma proporción que Mafalda aborrece la sopa y sin embargo no dejo de admirar desde la sementera hasta que alguien con su esfuerzo lo hace digno del disfrute de su familia. Eso es lo importante, hacer mucho bueno y ser siempre agradecidos.