Vacunar a quien tuvo covid

Empezamos hoy el mes de diciembre y resulta imposible no traer a nuestra memoria la navidad que celebramos el pasado año. Con todo el dolor de nuestro corazón, tuvimos que obviar las celebraciones familiares y de amigos. Reducir, considerablemente, tanto el número de salidas, como el de la compañía de cada momento. Y hacer de tripas corazón, cuando llegaron los días festivos navideños, por excelencia, y tuvimos que limitarnos a celebrarlos con la familia reducida, que no es poco, dado el auge de la pandemia, dejando a padres y hermanos, cada uno en su casa, argumentando, hasta la saciedad, que lo importante es que estuviéramos todos bien para que, el próximo año, pudiéramos reunirnos como lo habíamos hecho tradicionalmente. Pues bien, un año después, vuelven estas festividades y, el que más, o, el que menos, andamos expectantes a ver qué va a pasar cuando llegue Nochebuena y Nochevieja. Del año pasado a este, la situación ha cambiado, considerablemente. Claro que sí. Pero en las últimas semanas la incidencia está aumentando y, veremos a ver dentro de un mes si no volvemos a las andadas. Por parte de los gobiernos, central y autonómico y medios de comunicación, se nos insiste en que es fundamental la vacunación. Incluso ya se está poniendo la tercera dosis a personas de sesenta años en adelante. Pero no concibo a comprender por qué a los que han pasado la enfermedad, no se les pone la segunda dosis, cuando nos ha llegado alguna que otra noticia de que, algunas miles de dosis se han tenido que desechar porque caducaban. O, incluso, peor aún, ese mismo criterio no se ha seguido con todos los que han padecido el covid, en igualdad de fechas y ciudad. Por supuesto, opino que la solidaridad, ante todo. Pero, una vez que quienes desean vacunarse están completamente pautados, que se trabaja en el ofrecimiento de vacunación incluso en puertas de discotecas y otros lugares de ocio, y lo más doloroso, una vez que se contempla con estupor que hay dosis a punto de caducar, considero que debiera permitirse vacunar a aquellos que así lo soliciten, si es que han sufrido la enfermedad hace más de seis meses, por cuanto que, si no fuera necesario, no se la habrían puesto a ninguno de ellos.